MUJER CANANEA PIDE LA CURACIÓN DE SU HIJA.-JEAN DROUAIS.-S.XVIII |
Existe un
pasaje en los Evangelios sinópticos (aunque San Lucas lo omite) que nos
presenta un Jesucristo con una actitud algo rara en él. En apariencia atiende a
una mujer, agobiada por la enfermedad de su hija (atormentada por un demonio),
algo fríamente. Personalmente creo que no es así, aunque las apariencias así lo
sugieren. Creo que vale la pena analizarlo un poco y quizá luego entendamos
mejor al Maestro y nos acerquemos algo más a Él.
Me estoy
refiriendo a la mujer sirofenicia que acude a Jesús angustiada en busca de la
curación de su hija. Solamente Mateo y Marcos lo relatan. ¿Por qué? Acaso la
perspectiva evangélica de cada uno de estos evangelistas nos pueda decir la
razón.
En principio, Mateo,
captado por el mismo Jesús a pesar de ser un recaudador de impuestos, es un
judío que aunque tuviese aquella profesión pésimamente considerada por sus
conciudadanos, esperaba la venida del Mesías anunciado por los Profetas.
SAN MATEO.-MELCHOR PEREZ DE HOLGUIN.-BARROCO
Todo
el tiempo que estuvo conviviendo con Jesús y presenciando sus actuaciones,
entre ellas, los milagros, le hizo estar convencido que el Esperado había
llegado. Y en su Evangelio es lo que desea transmitir al pueblo hebreo,
especialmente a los que abrazan el cristianismo. No es raro ver que el uso que
hace de textos del Antiguo Testamento conduce a demostrar que Jesús es el
Cristo, el Ungido esperado, anunciado en las Escrituras. Todo cuanto éstas
relatan refiriéndose al Mesías se cumple en su Maestro.
Marcos es
otra cosa. Su enfoque es diferente. No perteneció al grupo de los Doce, pero
estuvo con Pablo y Bernabé, de quien era primo, en su primer viaje apostólico:
‘Bernabé y Saulo, cumplido su ministerio, volvieron a Jerusalén, llevando
consigo a Juan, llamado Marcos’. (Act. 12, 25). En Perge los dejó para volver a
Jerusalén: ‘De Pafos navegaron Pablo y los suyos, llegando a Perge, de
Panfilia, pero Juan se apartó de ellos y se volvió a Jerusalén’. (Act. 13, 13).
Con esa
experiencia evangelizadora, tuvo tiempo de darse cuenta de la importancia y
necesidad de dirigirse a la gentilidad y acaso fuese ese el motivo de enfocar
su Evangelio hacia ellos.
SAN MARCOS.-MELCHOR PEREZ DE HOLGUIN.-BARROCO
Acaso esa es la razón de empezarlo con la misión del precursor, Juan
Bautista, explicándoles que el profeta Isaías ya lo dijo: ‘Voz de quien grita
en el desierto: preparad el camino del Señor’. (Is 40:3-5), siguiendo con el
bautismo de Jesús. Además, marca de modo especial paisajes especialmente
significativos y dispares en su contexto, como la Transfiguración en
el monte Tabor o la confesión del centurión en el Calvario, reconociéndolo como
Hijo de Dios.
Ante los ojos
de sus posibles lectores presenta la humanidad de Jesús presentándoles su
enorme cercanía: la bendición a los niños, la curación de enfermos, el diálogo
con todo aquel que le dirige la palabra,…y su solidaridad con quien sufre.
Teniendo en
cuenta estos datos, podemos ver cómo Mateo hace referencia a ella como
‘cananea’, es decir, habitante de Canaán. Como israelita conocedor de la Historia
de su pueblo, la nombra así, habitante de la región conquistada por Israel al
mando de Josué. En cambio Marcos emplea la expresión ‘sirofenicia’, haciendo
referencia a ella como ‘gentil’, extranjera, para la comprensión una comunidad
de cristianos a la que se dirige, que hablaban en griego.
Habiendo hecho estas
aclaraciones, vamos a centrarnos en el hecho en sí mismo.
MUJER CANANEA.-Très Riches Heures .- DUC DE BERRY.- S. XV
‘Jesús se fue a la
región de Tiro y Sidón. Entró en una casa y no quería que nadie lo supiera,
pero no logró pasar inadvertido. Una mujer, cuya hija estaba poseída por un
espíritu inmundo, oyó hablar de él, e inmediatamente vino y se postró a sus
pies. La mujer era extranjera, sirofenicia de origen, y le suplicaba que
expulsara de su hija al demonio’. (Mc. 7, 23-26).
Hasta aquí
todo aparece dentro de los límites de la normalidad. Una madre angustiada (¡qué
no hará una madre por sus hijos!) intuye la posibilidad de sanación de su hija
y no duda en acudir a la fuente de la solución curativa de su niña. Pero ahora
presenciamos una respuesta de Jesús desconcertante. Mateo explica que los
apóstoles interceden por ella, aunque sea para quitársela de encima y que los
deje en paz: ‘Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros’. Jesús, como
en una confidencia a quienes así le hablaban, responde: ‘Dios me ha enviado
sólo a las ovejas perdidas del pueblo de Israel’. (Mt. 15, 23-24).
Juan de Flandes c. 1500.-RENACIMIENTO |
¿Es posible
en Jesús semejante indiferencia ante el sufrimiento materno que estaba
presenciando? Pienso que no es así. Si Mateo le da esa forma acaso
sea para llamar la atención de los israelitas sobre la misión del Maestro por
las razones anteriormente expuestas: escribe para los israelitas y desea centrar
la atención de sus lectores en la mesianidad de Jesús, israelita como ellos.
Pero la madre sigue insistiendo, como es lógico.
PIETER LASTMAN.-BARROCO |
Jesús la miró
y le dijo: ‘Deja que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el
pan de los hijos y echárselo a los perrillos’. Aparentemente es un desprecio,
pero realmente ¿lo fue? Francamente pienso que no. No son esos los parámetros
del Dios misericordioso que Él enseñaba. ¿Qué pretendía
entonces? ¿Provocar la reacción de la mujer? ¿Ver cómo respondía ante lo que le
estaba diciendo? Fijémonos.
‘Ella le replicó: -Es cierto, Señor, pero
también los perrillos, debajo de la mesa, comen las migajas de los niños’. Esto
debió ser más, bastante más de lo que esperaba Jesús, pues provocó en él una
reacción de asombro y admiración: ‘¡Mujer, qué grande es tu fe! Que te suceda
lo que pides. Y desde aquel momento quedó curada su hija’. (Mt. 15, 28)
HERMANOS LIMBOURG .-GÓTICO INTERNACIONAL
He mezclado
intencionadamente los textos de estos dos evangelistas para una mejor
comprensión del texto y de la reacción del Maestro. En su respuesta profundiza
más Mateo, haciendo hincapié en la fe de la madre, en la confianza que tiene
con Jesús sin sombra alguna de duda. Es un detalle el de la fe, que se da en
muchos de los milagros que realiza, como fácilmente se puede comprobar en los
cuatro Evangelios.
Les dejo con
la versión que de este hecho han tenido varios pintores, según la época que
vivieron.
UBALDO GANDOLFI.-BARROCO |
ALEXANDER BIDA.-ROMANTICISMO |