TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS.-TEMPLO ORTODOXO DE PETERSBURGO |
Comentábamos en la entrada anterior, que en la Transfiguración
de Jesús en el monte Tabor aparecen con Él dos personajes muy importantes en la
historia de Israel y en su religiosidad. Moisés y Elías. El legislador y el
profeta, en su día arrebatado por un carro de fuego: ‘Mientras iban caminando
(Elías y Eliseo) y hablando, un carro de fuego con caballos de fuego se
interpuso entre los dos, y Elías fue arrebatado en un torbellino hacia el
cielo’ (2Re., 2, 11).
Pues
bien. Es en este preciso instante cuando ‘Al despertar, vieron su gloria y a
los dos hombres que estaban con El. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a
Jesús: -Maestro ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres chozas: una para ti, otra
para Moisés y otra para Elías. No sabía lo que decía’.
TRANSFIGURACIÓN.-RAFAEL SANZIO.-RENACIMIENTO
Sí. No podía ser de otra
forma. Por muy dormida que esté una persona, ante lo que estaban presenciando
necesariamente tenían que espabilarse. El resplandor que veían se deban cuenta
que procedía del mismo rostro de Jesús.
Los tres evangelistas manifiestan que la luz procede del mismo
Jesús, como algo propio e inherente en Él. No solamente eso, sino que estaban
gozando de la Gloria
de Dios allí mismo, en ese preciso instante. A buen seguro se habían inundado
de la auténtica Paz, la que da Dios, la que Jesús daba. (‘Os dejo la paz,
mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo’ (Jn. 14, 27). Eso sería, tal
vez, lo que hizo exclamar a Pedro ‘¡qué bien
estamos aquí!’.
Su
exclamación fue hecha en el instante de ver cómo se alejaban los acompañantes
de Jesús. Ya habían cumplido lo que debían hacer.
TRANSFIGURACIÓN EN EL TABOR.- ALEXANDER BIDA.-ROMANTICISMO
Era como si el Antiguo
Testamento se retirase para dar entrada al Nuevo y Eterno Testamento
personificado en quien había nacido para esto precisamente. Se daban en esa
Teofanía varios elementos que hacen referencia a la presencia de la Divinidad y que aparecen
en otros momentos que ésta se manifiesta, tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento: la nube. ‘Aún estaba él hablando (se refiere a Pedro) cuando los
cubrió una nube resplandeciente’. (Mt.17, 5).
‘Se formó una nube que los cubrió con su sombra’ (Mc.9, 7a). De
esa nube salió la voz del Padre como veremos más adelante. Existe una
referencia en el libro del Éxodo cuando nos relata (es otra situación) que Dios
se dirige a Moisés en el Sinaí, también desde una nube: ‘Y subió Moisés al monte. La nube cubrió el monte. La
gloria de Yaveh descansó sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió por seis
días. Al séptimo día, llamó Yaveh a Moisés de en medio de la nube’. (Ex.
24,15-16).
Más adelante, en este
mismo Libro, aparece la Nube
de Dios cuando se acaba la edificación de la Tienda del Encuentro: ‘Por fin alzó el atrio que
rodeaba la Morada
y el altar, y colgó el tapiz a la entrada del atrio. Así acabó Moisés los
trabajos. La Nube cubrió
entonces la Tienda
del Encuentro y la gloria de Yahveh llenó la Morada ’. (Ex. 40, 33-34).
GHERARDI, CRISTOFANO 1555.-RENACIMIENTO
Vemos cómo la aparición
de la nube es signo de la presencia real de Dios. En
el caso de la
Transfiguración de Jesús, y en lo que a Él se refiere,
aparece por segunda vez la voz del Padre. La primera fue en su bautismo, pero
así como entonces indicó que era su Hijo, ahora hay una diferencia. Fijémonos:
‘Se dejó oír desde la nube una voz: -Este es mi Hijo amado. Escuchadle’. (Mc.
9, 7b). Esa palabra expresa algo más que un deseo. Repite lo mismo y añade una
palabra en imperativo: escuchadle. Pero no como una escucha pasajera, sino como
algo más hondo y comprometido: poniendo su Palabra por obra para seguirlo en
todo y colaborando en todo con Él, por Él y en Él.
Los sinópticos parece
que tienen un especial empeño en que se dieran cuenta (y nos diéramos cuenta) a
través de la Transfiguración que Jesús es verdaderamente Hijo de Dios, según se
desprende de las palabras del Padre y que en Jesucristo están presentes sus dos
naturalezas, la divina y la humana.
MARCO DAL PINO.-MANIERISMO
Es verdadero Dios y verdadero hombre. Es el
Mesías tanto tiempo esperado por Israel, si bien no es así como lo esperaban o
como concebían que iba a ser.
Es un episodio que marcó la vida de los tres Apóstoles y que
jamás lo olvidarían. De hecho, es precisamente Pedro quien así lo recuerda en
su segunda Carta: ‘No fue siguiendo artificiosas fábulas como os dimos a
conocer el poder y la venida de nuestro Seños Jesucristo, sino como quines han
sido testigos oculares de su majestad. Él recibió de Dios Padre el honor y la
gloria cuando de la magnífica gloria se hizo oí aquella voz que decía: -Este es
mi Hijo muy amado en quien tengo mis complacencias. Y esta voz bajada del cielo
la oímos los que con Él estábamos en el monte santo’. (2Pe. 1, 16-18)
Pedro lo manifestó así. Un sucesor suyo lo manifestó de esta manera: ‘La Transfiguración
les revela a un Cristo que no se descubría en la vida de cada día. Está ante
ellos como Alguien en quien se cumple la Alianza Antigua , y, sobre todo,
como el Hijo elegido del Eterno Padre al que es preciso prestar fe absoluta y
obediencia total’. (Juan Pablo II. Homilía del 27 de febrero de 1983).
SAN LEÓN MAGNO.-Francisco de Herrera el Mozo.-BARROCO
De la Transfiguración, el también Papa y Doctor de la Iglesia
en el siglo V, San León Magno, dijo en una homilía sobre este tema, que se
mostró ‘en la claridad soberana que quiso fuese visible para estos tres
hombres, reflejando lo espiritual de una
manera adecuada a la naturaleza humana. Pues, rodeados todavía de la carne
mortal, era imposible que pudieran ver ni contemplar aquella inefable e
inaccesible visión de la misma divinidad, que está reservada en la vida eterna
para los limpios de corazón’.
Había sido demasiado para los tres. Su Maestro y amigo
transfigurado, con su rostro resplandeciente y sus vestiduras blanquísimas, de
un blanco desconocido para ellos, la
visión de Moisés y Elías hablando con Él, un estado interior de una paz como
jamás la habían tenido y, para colmo, la voz del mismo Yavéh hablando y
recomendando la escucha de su Palabra. ¡Cómo no iban a estar ‘sobrecogidos con
gran temor’!
TRANSFIGURACIÓN.-TIZIANO.-RENACIMIENTO |
¿Cómo habríamos estado cualquiera de nosotros en sus mismas circunstancias? Sin
embargo, cuando la voz finalizó su mensaje, se encontraron nuevamente al amigo
que habitualmente contemplaban a diario, el cual se hizo cargo inmediatamente
de su estado: ‘Jesús se acercó, y tocándolos, dijo: -Levantaos, no temáis.
Alzando ellos los ojos, no vieron a nadie, sino sólo a Jesús. Al bajar del
monte les mandó diciendo:-No deis a conocer a nadie esta visión hasta que el
Hijo del hombre resucite de entre los muertos’. (Mt. 17, 7-9).
Por
una parte, es muy posible que no les hubieran creído. Nadie estaba preparado
para oír aquello como tampoco lo estaban ellos que lo presenciaron. Tal vez se
trivializase esta Teofanía mundanizándola y no se le diese la importancia que
realmente tenía.
TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS EN EL TABOR.-J. TISSOT,.S. XIX - XX
No olvidemos que Dios tiene y marca sus tiempos. ‘No son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros
caminos son mis caminos - oráculo de Yaveh. Porque cuanto aventajan los cielos a la
tierra, así aventajan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos a los
vuestros’. (Is. 55, 8-9).
Por otra parte, había
que retomar la cotidianidad de cada día y seguir la labor evangelizadora del
Redentor y de los discípulos. Lo demás llegaría más tarde porque todos, e
incesantemente, se nos invita a ir descubriendo en los acontecimientos de cada
día, por insignificantes que sean, la presencia de Dios entre nosotros y en
nuestro entorno, y a través de todo ello, a ir escribiendo con nuestra vida los
pasajes de la Historia
de Dios y de la Iglesia a través de nuestra propia historia.
Pienso
que la Transfiguración del Redentor tiene hoy un valor para todos nosotros.
TRANSFIGURACIÓN EN EL TABOR.-GIOVANNI LANFRANCO.-BARROCO
Así como Pedro pudo presenciar la Gloria de Dios en un instante ciertamente
muy breve, así nosotros si penetramos en el sentido catequético de ese momento
podremos descubrir que también estamos llamados a nuestra propia
transfiguración cuando dejemos este mundo y nazcamos a la nueva Vida que Jesús,
verdadero Dios y verdadero hombre, desea que tengamos. Pero no será para un
momento fugaz. Será ya para siempre. Para la Eternidad.
Que la Misericordia del Todopoderoso y la intercesión de Santa
María Inmaculada nos concedan su bendición.
VIRGEN INMACULADA - BASILIO SANTA CRUZ PUMACALLAO.-
ARTE CUZQUEÑO
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