CURA UNA MUJER ENCORVADA.-AUTOR DESCONOCIDO
Con esta
entrada finalizo el tema de la importancia del sábado para Jesús. En las
entradas anteriores hemos ido viendo cómo el Maestro dice muy claro que ha
venido para perfeccionar la Ley. Pero
de manera que se viva según el espíritu de la misma, no solamente teniendo en
cuenta la literalidad del texto de la misma, ya que eso les hacía deformarla al
quedarse con banalidades y cosas sin importancia. En ese punto es donde más se
centra para hacer ver a los escribas y Fariseos los fallos que les encuentra,
pero no para cogerlos en falta con mala fe, sino para intentar remover sus
conciencias y actitudes de manera que su relación con Dios fuera más fluida y
auténtica, según recuerda Mateo: ‘Entended lo que significa “misericordia quiero
y no sacrificios”; yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores’
(Mt. 9, 13).
Hoy nos
encontramos con dos nuevos casos. Distintos pero complementarios y apuntando al
mismo objetivo: El sábado ha sido hecho para el hombre. No el hombre para el
sábado. En esta sociedad tan ajetreada en la que vivimos, ¿no estamos deseando
que llegue el fin de semana para descansar, estar con la familia y disfrutar de
ella, olvidándonos un poco de nuestros quehaceres habituales? La lectura, el
ocio hogareño, una mayor dedicación a nuestras relaciones con Dios y la Virgen , suelen ser cosas
habituales.
Centrándonos en el tema
de hoy nos encontramos a Jesús y sus apóstoles cruzando un campo sembrado de
trigo.
DISCÍPULOS DE JESÚS ARRANCAN ESPIGAS EN SÁBADO.-Gustave Dore.-S. XIX
Era sábado, pero vamos a dejar que sea San Marcos quien nos lo recuerde:
‘Caminando Jesús entre las mieses en día de sábado, sus discípulos empezaron a
arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: -Mira, ¿cómo hacen en sábado lo que
no está permitido? Y les respondió: -¿Nunca habéis leído lo que hizo David
cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y los suyos? ¿Cómo entró en la casa de
Dios, bajo el pontífice Abiatar, y comió los panes de la proposición, que no es
lícito comer sino a los sacerdotes y los dio asimismo a los suyos? Y añadió:
-El sábado fue hecho a causa del hombre y no el hombre por el sábado. Y el Hijo
del hombre es dueño del sábado’. (Mc.2, 23-28).
Como en todos los
fragmentos evangélicos podemos ver distintos puntos, pero voy a centrarme en
unos pocos solamente. A) El hecho
desencadenante. ¡Habían cogido unas espigas de trigo del campo que
atravesaban! ¿Tendrían hambre quizás? La respuesta de Jesús da entender que, al
menos, tenían algo de apetito.
HAROLD COPPING.-S. XIX - XX
Pero los fariseos solamente veían la
transgresión, realmente ridícula, si tenemos en cuenta la cantidad (no creo que
cogieran mucho), pero tenían que intentar poner en evidencia a Jesús. Se
dirigen a Él en lugar de dirigirse a los discípulos.
Se quedaban
con el ‘está permitido’ o el ‘está prohibido’. Una estrechez de miras realmente
importante. ¿Y el corazón? ¿Y la comprensión, incluso disculpa, de un hecho
insignificante? Pero tal vez pensaban que ellos y sólo ellos eran los
propietarios de la Ley Mosaica
y sus intérpretes válidos. Qué pena, ¿no?
REY DAVID Y ABIMELEC.-Aert de Gelder.-BARROCO
B) La respuesta de Jesús. Los fariseos
conocían también la historia del pueblo israelita hasta los mínimos detalles. Y
Jesús lo sabía. Quizá por eso entra en su terreno proponiéndoles el pasaje de
David recogido en los Evangelios. Un primer objetivo es centrarlos en que hay
ocasiones en que lo prohibido puede hacerse según la necesidad del momento. Los
panes de la proposición estaban reservados únicamente a los sacerdotes, pero
David los toma para comer él y los suyos con la anuencia del sacerdote Abiatar, que ante esa situación pensó que
primero era dar de comer al hambriento y las ‘normas’ dejarlas para otras
ocasiones. Un segundo objetivo podría ser ponerlos ante su ignorancia del
pasaje davídico o que lo pasaran por alto con tal de hacer caer a Jesús en
alguna trampa dialéctica.
C) El desenlace. Podríamos decir que tiene a su vez dos partes, a cuál
de ellas mejor. A la vez que les recuerda ‘un poco’ de la historia de Israel,
pasa a dar un paso más.
FARISEO .- BERTEL THORVALDSEN.-NEOCLASICISMO
¿Qué es más importante, un día de la semana (una
porción de tiempo en definitiva) o una persona (con sus valores, sus
preocupaciones, sus ideales y esperanzas e incluso frustraciones…), capaz de
volcar su cariño hacia una persona (marido o mujer, hijos, padres, etc.) y de
sacrificarse por otro u otros semejantes?
A poco que nos
paremos a pensar, como casi a buen seguro harían los fariseos, una persona vale
muchísimo más que unos montoncitos de horas que componen lo que solemos llamar
‘día’. Así lo debieron ver, porque el Evangelio no habla nada de una posible
respuesta. Pero Jesús, como siempre, lo deja muy claro: si el sábado existe es
porque Dios se lo regaló al ser humano para su descanso y solaz, poniéndose Él
mismo como referencia diciendo que el séptimo día de la creación, descansó:
‘Seis días trabajarás, y descansarás al séptimo. Para que descansen también tu
buey y tu asno y se recobre el hijo de tu esclava y el extranjero’. (Ex.23,
12).
Pero el mayor valor del
relato pienso que es el mensaje que les deja caer para, entre líneas, hacerles
ver quién era Él realmente: ‘Y el Hijo del hombre es dueño del sábado’. Es su
Señor.
SACERDOTES Y HERODIANOS DIALOGAN.-ALEXANDRE BIDA .-ROMANTICISMO
Quien dispone es él porque tiene autoridad para hacerlo. Ante esto,
¿cómo reaccionarían los fariseos? San Marcos no dice nada al respecto. Mateo y
Lucas, tampoco, pero, como en ocasiones anteriores (Mc. 3, 6) nos
podríamos imaginar que discutirían entre ellos para ver cómo se lo quitaban de
en medio.
Sin embargo, San
Mateo nos presenta este momento con algún detalle más, muy clarificador con el
ejemplo que les pone: ‘Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los
sacerdotes del Templo pueden incumplir el precepto del sábado sin incurrir en
culpa? Pues yo os digo que hay aquí alguien más importante que el Templo. Si
supierais lo que significa “misericordia quiero y no sacrificios”, no
condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado’.
(Mt. 12, 5-8).
Evidentemente
el trabajo de los sacerdotes está en el Templo, sábados incluidos. Es lógico
que no pecaran. Pero Jesús es el mismo Dios en forma visible y, aunque los
fariseos ni nadie no lo pudieran imaginar, pero esa era la realidad palpable
que se estaba dando. Y de ahí venía la autoridad y el señorío del Maestro sobre
el sábado. Jesús desea dar a entender que está comenzando una nueva etapa en la Humanidad en la que,
como le dijo a la mujer samaritana, ‘ha llegado la hora en que los que rindan
verdadero culto al Padre, lo harán en espíritu y en verdad. El Padre quiere ser
adorado así’. (Jn. 4, 23).
Con esto pasamos a ver
el último ejemplo que propongo sobre este tema. En lo que al blog se refiere
tiene un antecedente muy semejante (la curación del hombre que tenía la mano
‘seca’), también ocurrido en la sinagoga y también en sábado. Pero vamos a
dejar que sea San Lucas ahora quien nos ponga en antecedentes de este hecho.
JESÚS CURA UNA MUJER ENCORVADA.-J. TISSOT.-S. XIX
‘Estaba un sábado enseñando en una sinagoga, y
había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba
encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le
dijo: "Mujer, quedas libre de tu enfermedad." Y le impuso las manos.
Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga,
indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente:
"Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros,
y no en día de sábado." Le replicó el
Señor: "¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a
vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de
Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla
de esta ligadura en día de sábado?" Y cuando decía estas cosas, sus
adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con
las maravillas que hacía’. (Lc. 13, 10-17).
Pero voy a
analizar mejor esta perícopa dividiéndola
también en partes. Nos hace ver el evangelista que es Jesús quien está
enseñando en la sinagoga, pero a la vez que habla le llama la atención una
mujer que también había ido ese sábado, probablemente como otros, a oír a
quienes tomaban la palabra y participar de aquella celebración sabática. Ni por
asomo podría imaginarse lo que iba a suceder allí. Nada cuenta sobre ella a
excepción de lo que dice el mismo Jesús: ‘que Satanás la ató hacía ya dieciocho
años’. Pero ella nada pide. Nada habla hasta después de su curación y es para alabar
a Dios.
Es Jesús quien
toma la iniciativa en esta ocasión llamándola e inmediatamente, sin mediar ningún
diálogo previo, la cura. "Mujer, quedas libre de tu enfermedad." 'Y le
impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios’. La Fuerza de Dios actúa de
inmediato por la palabra y el gesto de Jesús de imponerle las manos. Eso
produce distintas reacciones entre los presentes. El pueblo llano es capaz de
manifestar su gran capacidad de asombro ante lo que estaba presenciando. La
mujer era convecina de todos ellos, la conocían y sabían sus limitaciones, lo
cual les produce la natural alegría. Posteriormente vendrían los lógicos
comentarios en días sucesivos en las tertulias familiares o entre vecinos.
Pero…No todo era
positivo. El jefe de la sinagoga no estaba por la labor realizada por aquel
joven rabí. ¿Cómo se le ocurre curar un sábado y, además, en la misma sinagoga?
No solamente no lo entiende, sino que monta en cólera, pero no se atreve a
decírselo a Jesús.
Isaac Snowman.-S.XX
Posiblemente conocería su altísimo conocimiento de la Ley y los profetas y no le
interesaba poner en juego su autoridad ante el pueblo. A él se dirige furibundo
empeñándose en hacerles ver el ‘delito’ de aquel carpintero que se ha saltado la Ley haciendo lo que estaba
taxativamente prohibido: trabajar en sábado. Y la curación era un trabajo. No
cesaba en sus advertencias: "Hay seis días en que se puede trabajar;
venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado."
Era inútil.
Todos estaban más pendientes de la mujer curada, felicitándola y
congratulándose con ella de su absoluta capacidad para vivir como cualquiera de
los que la rodeaban. Pienso que es posible imaginar los abrazos de las otras
mujeres que a buen seguro presenciaron su curación, muy posiblemente
acompañadas de abundantes lágrimas de emoción por lo que veían. Eso era lo que
realmente valía. Eso era lo que realmente no quería ver el jefe de la sinagoga.
Y eso es lo que motivó la reacción de
Jesús, quien tomando la palabra se dirigió a él y a cuantos pensaban como él
muy duramente.
"¡Hipócritas! ¿No
desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno
para llevarlos a abrevar?” Eso no admitía discusión alguna. Era una realidad
que se daba de hecho. Esos animales eran sus herramientas de trabajo. Descuidar
los cuidados que debían tener con ellos era arriesgarse a caer en la ruina y
los ingresos familiares podrían disminuir.
ALEXANDRE BIDA.-ROMANTICISMO
Los estaba poniendo ante su propia
incoherencia entre lo que predicaban y lo que realmente hacían algún sábado. Pero
aún peor que eso, lo que realmente le molestaba era su cinismo y mala fe.
Pero es que no
se detiene solamente ante este hecho material, sino que arremete contra ellos
con otro tipo de incoherencia. Son capaces de ayudar a un animal pero ‘a ésta,
que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba
bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?’ Era lo de siempre. La letra
de la Ley , no su
espíritu. El uso tiránico de la
Ley tergiversando su significado, no la caridad, compasión o justificación del bien que se le
había hecho a esa ‘hija de Abraham’, que era sinónimo de decir que era ‘hija de
Dios’. Y eso prevalecía sobre todo. Eso lo justificaba todo. Eso lo valía todo.
Eso rompía la tiranía con que muchas veces oprimían al pueblo con la
tergiversación de la letra de la
Ley.
CURA UNA ANCIANA.- ALEXANDER BIDA.-ROMANTICISMO
Jesús es libre
ante esa realidad. La mujer puede enderezarse porque quien la ha curado ha
hecho realidad lo que dice el Salmo 145(144), 14: ‘El Señor sostiene a todos
los que caen, y levanta a los que desfallecen’. Y para ella le había llegado el
momento para mayor gloria de Dios, en ese momento y cuando a partir de él,
comenzase a rehacer su vida, en la que, posiblemente, tendría momentos de
gratitud hacia quien tanto bien le había hecho, cada vez que recordara el
episodio de su curación.
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