ÚLTIMA CENA, ENTRADA EN JERUSALÉN Y AGONÍA.-RETABLO.-
Tilman Riemenschneider.-GÓTICO TARDÍO-RENACIMIENTO
El mutismo de
Pedro fue absoluto. Jesús, su gran amigo, le había dicho que ¡lo iba a negar…!
Pero…, eso suponía echar por tierra los tres años que llevaban juntos compartiéndolo
todo junto con los demás del grupo, y avergonzarse del Maestro. ¿Cómo iba a
hacer semejante cosa? ‘No. Eso no tiene sentido porque hace unos instantes nos ha
hablado a todos muy distinto de lo que eso supone y lo que me ha dicho a mí no
guarda ninguna relación con que lo negaré’. Nuevamente retrocedió a
unos instantes antes.
Ya estaban
comenzando a sentarse en su puesto, cuando Tomás observó: ‘Falta Felipe, que todavía no ha llegado’.
Nadie había notado esa ausencia y eso era raro, ya que todos iban juntos,
en bloque, como si fueran uno solo, pero
esperaron un poco. No hubo que esperar mucho. La puerta se abrió empujada con
el brío del retrasado, que notó sobre sí las miradas de todos, entre curiosas y
divertidas. Todavía jadeante marchó a sentarse junto a Bartolomé. Pero duró
poco la tranquilidad. Jesús hizo ademán de levantarse y ese gesto atrajo la
atención de todos. Y lo que más les extrañó fue que sin mediar palabra alguna,
se levantó de la mesa, se quitó el manto, tomó una toalla y se la ciñó a la
cintura.
LAVATORIO DE LOS PIES.- JAMES TISSOT.- S. XIX - XX.
Pedro no daba
crédito a lo que estaba viendo. ¿Qué iba a hacer? ¿Qué significado tenía? Por
su mente pasó la imagen de un esclavo preparando lo necesario para lavar los
pies de su amo, pero eso no encajaba con Jesús. Iba a preguntarle si le podía
ayudar en algo de lo que tenía pensado hacer, pero no tuvo tiempo. Cuando le
vio echar agua en un a palangana y dirigirse hacia donde estaba Juan, pensó que
estaba soñando o viendo algo totalmente incierto e irreal. Él, el Mesías, se
estaba poniendo en el lugar de un esclavo y cuando lo vio arrodillado frente a
Juan lavándole los pies, pensó que deliraba, que debía tener fiebre. Pero
siguió Bartolomé, y luego Santiago, y Andrés, y…TODOS.
Pero cuando llegó a este momento de sus pensamientos, notó que alguien
la estaba quitando las sandalias y eso lo devolvió a la realidad. Se lo
encontró arrodillado ante él con la palangana llena de agua y preparada para
lavarle los pies. Su reacción, además de hacer un gesta apartando los pies del
alcance de Jesús, fue visceral, muy propia del Pedro acompañante del Maestro: ‘Señor, ¿lavarme tú los pies a mí? Jesús le contestó: -Lo
que estoy haciendo, tú no lo puedes comprender ahora; lo comprenderás más
tarde’.
No. Jesús
podía decir lo que quisiera porque Pedro se sabía muy inferior a su Maestro y,
si acaso, era él quien tendría que lavárselos a Jesús. Y, por supuesto, no
estaba dispuesto a permitirlo. ‘Pedro insistió:
-Jamás permitiré que me laves los pies’. Estaba muy seguro de su
razón. No podía permitirlo, pero no contaba con las ‘razones’ de su Maestro: ‘Entonces, Jesús
le respondió: -Si no te lavo los pies, no podrás contarte entre los míos’.
En ese momento se derrumbó Pedro. Todos sus argumentos y razones cayeron
como un castillo de naipes construido en el aire. No podía permitirse el lujo
de perder a su amigo para siempre. Y ‘Simón Pedro
reaccionó así: -Señor, no sólo los pies; lávame también las manos y la cabeza’.
Todos los discípulos tenían contenida la respiración. ¿Cómo iba a finalizar el
duelo dialéctico entre el Maestro y el Discípulo? Casi todos o todos, se habían
dejado lavar los pies y no habían osado
contradecir a Jesús, pero la reacción de Pedro y sus palabras todos las asumían
en su fuero interno, pero ante la respuesta de Jesús a Pedro todos bajaron la
cabeza avergonzados y entendieron absolutamente la respuesta de Pedro.
LAVATORIO DE LOS PIES A LOS DISCÍPULOS.- GÓTICO.-
NÔTRE DAME, DE PARÍS
Lo que Jesús
fue explicando a continuación les hizo olvidar la cena. Su atención estaba
centrada totalmente en Jesús y no perdían ni una tilde de sus palabras. ‘Entonces dijo Jesús: -El que se ha bañado sólo
necesita lavarse los pies, porque está completamente limpio; y vosotros estáis
limpios, aunque no todos.’ No pasó desapercibido ese final, esa
salvedad última, pero ¿qué significaba? Era una noche de sorpresas y dilemas.
¿Qué había querido decir con que ‘alguno
de ellos no estaba limpio? ‘Sabía muy bien
Jesús quién lo iba a entregar; por eso dijo “Vosotros estáis limpios, aunque no
todos”. Después de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a
sentarse a la mesa y dijo a sus discípulos:
LAVATORIO DE LOS PIES A PEDRO.-
Mosaïque du monastère Nea Moni de Chios .-S. XI
-¿Comprendéis lo que acabo e hacer con vosotros? Vosotros
me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón, pues lo soy. Pues bien. Si yo que
soy el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, vosotros debéis hacer lo
mismo unos con otros. Os he dado ejemplo para que hagáis lo que yo he hecho con
vosotros’.
Nadie los allí presentes se acordaba de la cena. Lo que Jesús les estaba
diciendo les abría los corazones y se estaban dando cuenta que el mensaje que
les estaba transmitiendo era que de ahora en adelante iba a tener una
continuidad a través de todos ellos y, posiblemente, los demás discípulos de
Jesús. Pero ¿qué iba a hacer el Maestro mientras tanto? Porque más de uno recordó
lo que le dijo a Pedro: ‘Adonde yo voy,
tú no puedes seguirme ahora; algún día lo harás’. En cuanto a
Pedro, ahora iba entendiendo algo. Ahora se estaba convenciendo todavía más de
la grandeza y Mesianidad de su admirado amigo. Pero seguía teniendo muchas
lagunas en su entendimiento.
El gesto del
Maestro que habían presenciado, así como la explicación que les había dado
posteriormente era absolutamente inédito en él, pero es que ignoraban que ‘Jesús, sabiendo que el Padre le había entregado todo, y
que de Dios había venido y a Dios volvía’, realizó este gesto
por el enorme significado que tenía e iba a seguir teniendo en el futuro. Era absolutamente
consciente de ‘su hora’, para la que
se había encarnado, nacido y vivido entre los hombres y mujeres de su tiempo,
había llegado. Era el momento de devolver a los hombres y mujeres de todos los
tiempos la dignidad perdida en el paraíso.
Les dejo ahora
con unos cuantos cuadros más de este tema. El tema de la Última Cena es
riquísimo por la abundancia de artistas, especialmente pintores, que le dan su
impronta, su visión. Les deseo que los disfruten.
LAVATORIO DE LOS PIES .-ICONO
JESÚS LAVA LOS PIES A LOS APÓSTOLES.-Pietro Lorenzetti .-GÓTICO
JESÚS LAVA LOS PIES A PEDRO.-Ford Madox Brown.-S. XIX
JESÚS LAVA LOS PIES A LOS APÓSTOLES.-Duccio di Buoninsegna.-GÓTICO
LAVATORIO PIES.-Del Parson.-S. XX
0 comentarios:
Publicar un comentario