Hemos ido viendo, especialmente a través de los cuadros de la Anunciación, las características que han tenido cada uno de los movimientos artísticos a lo largo de la historia del Arte.
Ahora ya voy a centrarme más en el objetivo que tengo (veremos si lo consigo, aunque sea medianamente bien) de presentar una biografía de Jesucristo a través del Arte. Aunque haya un texto mínimo explicatorio, que por otra parte es básicamente necesario, es el cuadro, la imagen, lo que deseo que sea el protagonista de la entrada y que nos haga comprender el altísimo valor del nacimiento de Jesús, Dios y Hombre verdadero, que vino a acampar entre nosotros. Pero especialmente, su Pasión, Muerte y Resurrección. Pero ya iremos llegando a todos esos puntos.
Siguiendo el relato de San Lucas, después de la Anunciación marchó a visitar a su prima Isabel, al revelarle el Ángel que estaba en el sexto mes de gestación. Isabel vivía en la montaña, en una ciudad de Judá llamada Ain-Karim, a unos seis kilómetros al oeste de Jerusalén.
FRA ANGÉLICO
Es de suponer que no viajaría sola, lo cual significa que tuvo que ir en alguna de las caravanas que hacia allí se dirigían y que atravesaría Galilea, Samaría y parte de Judea antes de llegar a su destino.
No es imposible pensar que de la forma que considerase oportuna, Dios también comunicó a Isabel lo que ocurría con María, a tenor del recibimiento que le hizo: ‘Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño empezó a dar saltos en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿Cómo es posible que la Madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño empezó a dar saltos de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído! Porque lo que te ha dicho el Señor, se cumplirá. (Lc. 1, 39-45).
CATEDRAL SAGRADA FAMILIA.-GAUDÍ
La respuesta de María al saludo de su prima fue el asombroso ‘Magníficat’ que tantos momentos de meditación, oración, escritos literarios y religiosos, y muchísimas cosas más ha inspirado a tantas y tantas personas en el mundo durante tantos siglos: ‘Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador…’ (Lc. 1, 47-55).
Después, María permaneció con su prima ayudando en las tareas domésticas y cabe suponer que también en el parto.
Es cuestión de meditar el relato de los Evangelios sobre este pasaje de los mismos y en cómo lo han visto los artistas en las diferentes etapas del Arte. Les dejo con la contemplación de este tema.
RAFAEL SANZIO
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