BESO DE JUDAS.-FRANCISCO SALZILLO.-BARROCO
Judas no había perdido el tiempo.Cuando el Maestro le dijo 'Lo que vas a hacer, hazlo cuanto antes' (Jn. 13, 27), comprendió que no tenía tiempo que perder. Era el momento. Pensó que él imaginaba algo de sus planes, pero tenía una seguridad en sí mismo que le impedía analizar el fondo de la frase que le había dirigido. Sabía que en cuanto se presentara en el Templo le iban a hacer caso y le acompañarían unos cuantos para prenderlo y eso le causaba una extraña euforia.
SE DIRIGEN A GETSEMANÍ.-JAMES TISSOT.-S. XIX - XX
Y así fue. Llamaron a unos guardias del Templo y unas personas más 'enviados por los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos' para dirigirse al lugar que el apóstol traidor les indicaría. Les acompañaban un destacamento de soldados romanos.Tomaron antorchas y se pusieron en camino. Judas 'les había dado una contraseña, diciendo: -Al que yo bese, ese es. Prendedlo y llevadlo bien seguro'. (Mc. 14,43-44). Y allá se dirigieron.
Pedro lo oyó entre sueños. ¿Cómo que '¡basta ya!' y '¡vamos!'? ¿Quién iba a entregar a quién? Como un relámpago su cerebro se despertó. Era el Maestro quien les llamaba. ¡Era el Maestro quien decía que estaba llegando quien le había de entregar! De un salto se puso en pie y sacudió a Santiago y a Juan. '¡Levantaos! Vienen a prender al Maestro. Santiago, avisa a los demás'. Giró su cuerpo y vio a Jesús avanzar en dirección al tropel de gente que se acercaba con antorchas en dirección a donde ellos estaban.
WILLIAM HOLE.-S. XIX - XX
Aguzó la vista y le pareció vislumbrar a Judas Iscariote delante de todos. Pero ¿qué hace éste ahí?, pensó. Mientras un torrente de ideas bullía en su mente, a cuál peor, la comitiva se iba acercando. Distinguió algunos guardias del Templo y soldados romanos, pero había más gente que llevaba espadas y palos. En este momento comprendió por qué se marchó del cenáculo unas horas antes. Una ira sorda se apoderó de él por la canallada de Judas, pero se dio cuenta de la gravedad del momento y se colocó muy cerca del Maestro para defenderlo si llegaba el caso.'Ya estaban frente a frente. Jesús, que sabía perfectamente lo que le iba a ocurrir, salió a su encuentro y les preguntó: -¿A quién buscáis? Ellos contestaron: -A Jesús de Nazaret. Jesús les dijo: Yo soy. Judas el traidor estaba allí con ellos. En cuanto les dijo -Yo soy- comenzaron a retroceder y cayeron a tierra'. (Jn. 18, 4-6).
RETROCEDIERON Y CAYERON A TIERRA.-JAMES TISSOT.-S. XIX - XX
Eso no se lo esperaban. ¡Había pronunciado el Nombre de Dios! A los hebreos allí presentes les vino a la cabeza lo que Yavéh respondió a Moisés en el monte Sinaí: 'Moisés replicó a Dios: -Yo me presentaré a los israelitas y les diré: El Dios de vuestros antepasados me envía a vosotros. Pero si ellos me preguntan cuál es su nombre,¿qué les responderé? Dios contestó a Moisés: -Yo soy el que soy. Explícaselo así a los israelitas: YO SOY me envía a vosotros'. (Éx. 3, 13-14).
Este recuerdo les cayó como un mazazo. El que iban a prender se presentaba ante ellos como Dios: YO SOY. Pero la suerte estaba echada y su obcecación no les permitió darse cuenta de que realmente era así. 'Judas se acercó a Jesús y le dijo: -Rabí. Y lo besó. (Mc. 14, 45). Jesús le dijo: -Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre? (Lc. 22, 48). Dirigiéndose a la gente 'Jesús les preguntó de nuevo: -¿A quién buscáis? Volvieron a contestarle: -A Jesús de Nazaret. Jesús les dijo: -Ya os he dicho que soy yo. Por tanto, si me buscáis a mí, dejad que estos se vayan. (Así se cumplió lo que él mismo había dicho: "No he perdido a ninguno de los que me diste").
JUDAS BESA A CRISTO. PEDRO HIERE A MALCO.-
FRANCISCO SALZILLO.-BARROCO
Pedro no podía permitir aquello. A su Maestro no se lo iban a llevar. Nadie. E irreflexivamente 'Simón Pedro que tenía una espada, la desenvainó e hirió con ella a un siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. (Este siervo se llamaba Malco). Pero Jesús dijo a Pedro: -Envaina de nuevo tu espada. ¿Es que no debo beber esta copa de amargura que el Padre me ha preparado? (Jn. 187-11).
'Y tocando la oreja, lo curó. Y a los que venían contra él: jefes de los sacerdotes, autoridades del Templo y ancianos les dijo: -Habéis venido a prenderme con espadas y palos, como si fuera un ladrón. Todos los días estaba con vosotros en el Templo, y no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora: la hora del poder de las tinieblas'. (Lc. 22, 51-53). 'La tropa romana, con su comandante al frente, y la guardia judía,arrestaron a Jesús y lo maniataron'. (Jn. 18, 12).
HUIDA DE LOS DISCÍPULOS.-JAMES TISSOT.-S. XIX - XX
Cuando presenciaron el prendimiento de su Maestro y su petición de que los dejaran marchar,los discípulos se desperdigaron y huyeron. Unos se escondieron por las cercanías, otros marcharon a esconderse porque tenían miedo. Santiago y Juan, aunque permanecían escondidos, no perdieron detalle alguno de lo que le estaba sucediendo a Jesús.
Pedro, desolado porque no había podido defenderlo con más eficacia, se marchó con el deseo de seguirlo para ver dónde lo llevaban.
JUDAS SÓLO ANTE SÍ MISMO.-NIKOLAJ NIKOLAJEWITSCH.-S. XIX - XX
Judas, absolutamente solo, quedó atrás de la comitiva. Tenía la impresión de que sus pies eran de plomo. Le pesaban y le impedían marchar con normalidad. Poco a poco se fue distanciando del tropel de gente que había guiado hasta el Maestro. Nadie se acordaba de él. Nada quedaba de su efímera y triste 'gloria' de su mísera 'hazaña'. Era el momento de enfrentarse consigo mismo y comprobar qué grado de satisfacción y orgullo le quedaba después de cometida su traición a Jesús.
¿Había obtenido algún privilegio, alguna manifestación de estima o agradecimiento por parte de las autoridades del Templo? El leve peso que notó sobre su cuerpo ocasionado por la pequeña bolsa que aún contenía las treinta monedas de plata, le hizo sentirse ruin y canalla. Ahora le pesaba su acción. ¿Qué podía hacer? Se dirigió nuevamente al Templo para llegar antes que la comitiva que llevaba preso al Maestro. A su Maestro, mal que le pesara. Y recordó sus diálogos con Él, sus bromas, así como la confianza que le otorgó pidiéndole que llevase las monedas que les daban, con las que compraban alimentos. Y todavía se vio más miserable.
Movió la cabeza como para sacudir sus pensamientos y apretó el paso camino del Templo.
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