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arte

La Transfiguración de Jesucristo (II).-08-julio-2013

Posted by Caminante y peregrino

TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS.-TEMPLO ORTODOXO DE PETERSBURGO
Comentábamos en la entrada anterior, que en la Transfiguración de Jesús en el monte Tabor aparecen con Él dos personajes muy importantes en la historia de Israel y en su religiosidad. Moisés y Elías. El legislador y el profeta, en su día arrebatado por un carro de fuego: ‘Mientras iban caminando (Elías y Eliseo) y hablando, un carro de fuego con caballos de fuego se interpuso entre los dos, y Elías fue arrebatado en un torbellino hacia el cielo’ (2Re., 2, 11).
Pues bien. Es en este preciso instante cuando ‘Al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con El. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: -Maestro ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. No sabía lo que decía’. 
TRANSFIGURACIÓN.-RAFAEL SANZIO.-RENACIMIENTO
Sí. No podía ser de otra forma. Por muy dormida que esté una persona, ante lo que estaban presenciando necesariamente tenían que espabilarse. El resplandor que veían se deban cuenta que procedía del mismo rostro de Jesús.
Los tres evangelistas manifiestan que la luz procede del mismo Jesús, como algo propio e inherente en Él. No solamente eso, sino que estaban gozando de la Gloria de Dios allí mismo, en ese preciso instante. A buen seguro se habían inundado de la auténtica Paz, la que da Dios, la que Jesús daba. (‘Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo’ (Jn. 14, 27). Eso sería, tal vez, lo que hizo exclamar a Pedro ¡qué bien estamos aquí!’.
Su exclamación fue hecha en el instante de ver cómo se alejaban los acompañantes de Jesús. Ya habían cumplido lo que debían hacer.
TRANSFIGURACIÓN EN EL TABOR.- ALEXANDER BIDA.-ROMANTICISMO
 Era como si el Antiguo Testamento se retirase para dar entrada al Nuevo y Eterno Testamento personificado en quien había nacido para esto precisamente. Se daban en esa Teofanía varios elementos que hacen referencia a la presencia de la Divinidad y que aparecen en otros momentos que ésta se manifiesta, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: la nube. ‘Aún estaba él hablando (se refiere a Pedro) cuando los cubrió una nube resplandeciente’. (Mt.17, 5).
‘Se formó una nube que los cubrió con su sombra’ (Mc.9, 7a). De esa nube salió la voz del Padre como veremos más adelante. Existe una referencia en el libro del Éxodo cuando nos relata (es otra situación) que Dios se dirige a Moisés en el Sinaí, también desde una nube: ‘Y subió Moisés al monte. La nube cubrió el monte. La gloria de Yaveh descansó sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día, llamó Yaveh a Moisés de en medio de la nube’. (Ex. 24,15-16).
Más adelante, en este mismo Libro, aparece la Nube de Dios cuando se acaba la edificación de la Tienda del Encuentro: ‘Por fin alzó el atrio que rodeaba la Morada y el altar, y colgó el tapiz a la entrada del atrio. Así acabó Moisés los trabajos. La Nube cubrió entonces la Tienda del Encuentro y la gloria de Yahveh llenó la Morada’. (Ex. 40, 33-34). 
GHERARDI, CRISTOFANO 1555.-RENACIMIENTO
Vemos cómo la aparición de la nube es signo de la presencia real de Dios. En el caso de la Transfiguración de Jesús, y en lo que a Él se refiere, aparece por segunda vez la voz del Padre. La primera fue en su bautismo, pero así como entonces indicó que era su Hijo, ahora hay una diferencia. Fijémonos: ‘Se dejó oír desde la nube una voz: -Este es mi Hijo amado. Escuchadle’. (Mc. 9, 7b). Esa palabra expresa algo más que un deseo. Repite lo mismo y añade una palabra en imperativo: escuchadle. Pero no como una escucha pasajera, sino como algo más hondo y comprometido: poniendo su Palabra por obra para seguirlo en todo y colaborando en todo con Él, por Él y en Él.
Los sinópticos parece que tienen un especial empeño en que se dieran cuenta (y nos diéramos cuenta) a través de la Transfiguración que Jesús es verdaderamente Hijo de Dios, según se desprende de las palabras del Padre y que en Jesucristo están presentes sus dos naturalezas, la divina y la humana. 
MARCO DAL PINO.-MANIERISMO
Es verdadero Dios y verdadero hombre. Es el Mesías tanto tiempo esperado por Israel, si bien no es así como lo esperaban o como concebían que iba a ser.
Es un episodio que marcó la vida de los tres Apóstoles y que jamás lo olvidarían. De hecho, es precisamente Pedro quien así lo recuerda en su segunda Carta: ‘No fue siguiendo artificiosas fábulas como os dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Seños Jesucristo, sino como quines han sido testigos oculares de su majestad. Él recibió de Dios Padre el honor y la gloria cuando de la magnífica gloria se hizo oí aquella voz que decía: -Este es mi Hijo muy amado en quien tengo mis complacencias. Y esta voz bajada del cielo la oímos los que con Él estábamos en el monte santo’. (2Pe. 1, 16-18)

Pedro lo manifestó así. Un sucesor suyo lo  manifestó de esta manera: La Transfiguración les revela a un Cristo que no se descubría en la vida de cada día. Está ante ellos como Alguien en quien se cumple la Alianza Antigua, y, sobre todo, como el Hijo elegido del Eterno Padre al que es preciso prestar fe absoluta y obediencia total’. (Juan Pablo II. Homilía del 27 de febrero de 1983).
 SAN LEÓN MAGNO.-Francisco de Herrera el Mozo.-BARROCO
De la Transfiguración, el también Papa y Doctor de la Iglesia en el siglo V, San León Magno, dijo en una homilía sobre este tema, que se mostró ‘en la claridad soberana que quiso fuese visible para estos tres hombres, reflejando lo espiritual  de una manera adecuada a la naturaleza humana. Pues, rodeados todavía de la carne mortal, era imposible que pudieran ver ni contemplar aquella inefable e inaccesible visión de la misma divinidad, que está reservada en la vida eterna para los limpios de corazón’.
Había sido demasiado para los tres. Su Maestro y amigo transfigurado, con su rostro resplandeciente y sus vestiduras blanquísimas, de un  blanco desconocido para ellos, la visión de Moisés y Elías hablando con Él, un estado interior de una paz como jamás la habían tenido y, para colmo, la voz del mismo Yavéh hablando y recomendando la escucha de su Palabra. ¡Cómo no iban a estar ‘sobrecogidos con gran temor’!
TRANSFIGURACIÓN.-TIZIANO.-RENACIMIENTO
¿Cómo habríamos estado cualquiera de  nosotros en sus mismas circunstancias? Sin embargo, cuando la voz finalizó su mensaje, se encontraron nuevamente al amigo que habitualmente contemplaban a diario, el cual se hizo cargo inmediatamente de su estado: ‘Jesús se acercó, y tocándolos, dijo: -Levantaos, no temáis. Alzando ellos los ojos, no vieron a nadie, sino sólo a Jesús. Al bajar del monte les mandó diciendo:-No deis a conocer a nadie esta visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos’. (Mt. 17, 7-9).

Por una parte, es muy posible que no les hubieran creído. Nadie estaba preparado para oír aquello como tampoco lo estaban ellos que lo presenciaron. Tal vez se trivializase esta Teofanía mundanizándola y no se le diese la importancia que realmente tenía. 
TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS EN EL TABOR.-J. TISSOT,.S. XIX - XX
No olvidemos que Dios tiene y marca sus tiempos. No son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos - oráculo de Yaveh. Porque cuanto aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos a los vuestros’. (Is. 55, 8-9).
 Por otra parte, había que retomar la cotidianidad de cada día y seguir la labor evangelizadora del Redentor y de los discípulos. Lo demás llegaría más tarde porque todos, e incesantemente, se nos invita a ir descubriendo en los acontecimientos de cada día, por insignificantes que sean, la presencia de Dios entre nosotros y en nuestro entorno, y a través de todo ello, a ir escribiendo con nuestra vida los pasajes de la Historia de Dios y de la Iglesia a través de nuestra propia historia.
Pienso que la Transfiguración del Redentor tiene hoy un valor para todos nosotros.
TRANSFIGURACIÓN EN EL TABOR.-GIOVANNI LANFRANCO.-BARROCO
  Así como Pedro pudo presenciar la Gloria de Dios en un instante ciertamente muy breve, así nosotros si penetramos en el sentido catequético de ese momento podremos descubrir que también estamos llamados a nuestra propia transfiguración cuando dejemos este mundo y nazcamos a la nueva Vida que Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, desea que tengamos. Pero no será para un momento fugaz. Será ya para siempre. Para la Eternidad.
Que la Misericordia del Todopoderoso y la intercesión de Santa María Inmaculada nos concedan su bendición.
VIRGEN INMACULADA - BASILIO SANTA CRUZ PUMACALLAO.-
ARTE CUZQUEÑO


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