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arte

Comienza el drama que dará la Vida (I) .- 01-noviembre-2014

Posted by Caminante y peregrino

LÁGRIMAS DE SAN PEDRO.-DOMENICHINO.-1600-1633
      'Ya sabéis que dentro de dos días se celebra la fiesta de la pascua y el Hijo del hombre será entregado para que lo crucifiquen' (Mt. 26, 2).
     
Pedro, con la cara mojada en sus propias lágrimas, no cesaba de presionar sus sienes como si deseara apartar aquella frase de su memoria. En vano. ¿Cuántas veces la había recordado? ¿5? ¿20? No importaba. Para él eran millones porque continuamente la tenía presente martilleándole la cabeza. El canto del gallo que le recordó el vaticinio de su Maestro y su inútil promesa de no abandonarlo le perforaba el  cerebro. Su dolor, su pena, su vergüenza, su creciente malestar no cesaba. En un momento de luz empezó a recordar...
      'Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Seguidlo, y allí donde entre decid al dueño: -El Maestro dice: ¿Dónde está la sala, en la que he de celebrar la cena de pascua con mis discípulos? Él os mostrará en el piso de arriba una sala grande alfombrada y dispuesta. Preparadlo todo allí para nosotros' (Mc. 14,13-15).
      Él, Pedro, lo había oído y le había parecido todo de lo más natural. No había encontrado nada raro en aquello. Era una de las tantas veces que que cenarían juntos y lo pasarían muy bien. En ocasiones el Maestro hacía gala de su buen humor y se metía un poco con él, pero no importaba. Se sentía feliz de ser el sujeto de esas bromas. No podía imaginar, ni por asomo, lo que ocurriría después.


      Arrastraba los pies por la tierra del camino. Le pesaban. 
JUDAS ACUDE A LOS SUMOS SACERDOTES.- JAMES TISSOT.- S. XIX - XX 
      Desde que tomó su decisión tenía que luchar contra sus sentimientos (no en vano había acompañado al Maestro mucho tiempo) y, aunque le confiaran la administración de aquella comunidad, no llenaba sus aspiraciones como él esperaba. Sabía que Jesús molestaba a sacerdotes, fariseos y otros estamentos del Poder. Sabía que esperaban una ocasión para quitarlo de en medio. y optó por ser él quien les facilitase el camino. Pero no a cambio de nada. Les haría una oferta y si la aceptaban así como sus condiciones, se lo pondría fácil.
      Pero ahora...su mente y su conciencia no lo dejaban en paz. La había perdido y un gran desasosiego lo invadía en todo su interior. Las que le estaban dirigiendo le sonaron como un trallazo en su interior: '.¡Eh, Judas! ¿Vienes a preparar la cena?, le dijo Mateo. -Dejadme en paz, le contestó con aspereza. -¿Qué le pasa a Judas?, preguntó Andrés, el  hermano de Pedro. -Bah, déjalo- repuso Santiago- sabes que cuando está disgustado por la causa que sea, no hay quien lo soporte'. Procuraba distanciarse de todos, pero con cierto disimulo para que no le adivinaran las intenciones que tenía. Y lo hizo.
      'Uno de los doce, el llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les dijo: -¿Qué me dais si os lo entrego? Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando ocasión para entregarlo'. (Mt. 26, 14-16).
JUDAS RECIBE TREINTA MONEDAS.-GIOTTO.-GÓTICO
      Ahora caminaba lenta y pesadamente hacia donde estaban sus ¿compañeros? No los consideraba ya así. Pero procuraría disimular y para ello sería mejor participar de la cena con todo el grupo y con el Maestro. Lo demás...ya llegaría.


      Jesús observaba el afán de cuantos participaban en la preparación de la cena. Vio a su Madre colaborando con todos y, súbitamente, la recordó haciendo algo similar en Caná, tres años antes. ¡Qué diferencia! Entonces era como el principio de todo. Ahora...era el final de todo. Lo sabía. Había dado instrucciones precisas a sus discípulos: 
      'El primer día de la fiesta de los panes sin levadura se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: -¿Dónde quieres que te preparemos la cena de la Pascua? Él contestó: -Id a la ciudad a casa de Fulano y decidle: -El Maestro dice: Se acerca el momento, y quiero celebrar la cena de la pascua en tu casa con mis discípulos. Ellos hicieron lo que Jesús les había mandado y prepararon la cena de pascua'. (Mt. 26, 17-19).
ÚLTIMA CENA.-JAMES TISSOT.-S. XIX - XX
      Volvió su mente a Caná, al banquete de bodas al que fueron invitados. Sí. Allí hizo su primer signo. Se acabó el vino y, a instancias de su Madre, Él solucionó el problema. Esta noche también lo beberían, pero tendría un nuevo significado. Siendo un signo de alegría y unidad beberlo también ahora lo harían, pero con un significado nuevo e infinitamente trascendente. 
      Los miró a todos yendo de una parte a otra con los preparativos y dejando las cosas sobre la mesa en la cual se sentarían en breve. Cuando sus ojos se detuvieron en Judas Iscariote se estremeció. Lo quería como a todos, pero la decisión que había tomado le dolía en el alma. Notó cómo resbalaban en sus mejillas dos lágrimas silenciosas.


      Las mujeres se afanaban en la preparación de la cena de la pascua. El cordero,el pan ácimo y las hierbas amargas iban preparándose en distintos recipientes para ser distribuidos en la mesa de Jesús y sus amigos. El vino y las copas eran diligentemente preparados. Una mujer tomó un recipiente con vino y, antes de colocarlo en la mesa con los otros, se retiró en un ángulo de la estancia con  poca luz. Un pensamiento, sin saber por qué, había acudido a su memoria rememorando lo acaecido  años atrás en una boda celebrada en Caná. Aquel día, al ver que los novios se habían quedado sin vino, sintió la necesidad de acudir a su Hijo. Confiaba en Él. 'No tienen vino'. Pero la respuesta que le dio la dejó momentáneamente parada: 'Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Aún no es llegada mi hora'.
      Fue capaz de reponerse y, aun sin entender del todo lo que le quería decir, mantuvo firme la confianza en su Hijo. 'Haced lo que Él os diga'. Lo que 'les dijo' quedó plasmado en lo que el maestresala dijo a los novios: 'Todo el mundo sirve primero el vino de mejor calidad, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se saca el más corriente. Tú, en cambio, has reservado el de mejor calidad para última hora'. (Jn. 2, 1-11).
BODAS DE CANÁ.- VASILI NESTERENKO.- S. XX
      Miró hacia donde estaba su Hijo. Él también la miraba y cuando sus miradas se cruzaron una sonrisa de complicidad brilló en los labios de Jesús. Ella respondió con otra, pero aquella 
sonrisa también la guardó en su corazón y, tiempo después la recordaría con nostalgia.
      ¿Por qué había recordado aquello? No lo sabía, pero sintió un leve estremecimiento. ¿Había llegado ya su Hora? Tampoco lo sabía, pero sus instintos maternos le decían que iba a ocurrir algo verdaderamente importante. Respiró hondo y levantándose se unió al resto de mujeres que lo estaban preparando todo como una más...

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