LA ÚLTIMA CENA.-TINTORETTO.- MANIERISMO
Pedro no cesaba de echar la vista atrás porque en
esos momentos su cabeza era un hervidero de ideas y recuerdos, ahora todavía
centrados en el cenáculo. Tras el gesto de Jesús de lavarles los pies,
recordaba cómo centró la atención de sus compañeros cuando le tocó a él el
turno y se entabló el diálogo entre el Maestro y él mismo. Todavía esta viendo
a Jesús revestirse de nuevo para ocupar su puesto en la mesa. Y…
La cena, después del gesto de Jesús de lavarles los
pies, continuó. Judas Tadeo no entendía absolutamente nada y en su interior no
cesaba de intentar encontrar un significado a todo lo que estaba presenciando,
pero todo ello era demasiado para él. Junto a él, Santiago, hijo de Alfeo, notó
que algo le pasaba a su amigo y compañero. ‘-¿Se puede saber qué te ocurre?`, le espetó
ligeramente preocupado por su actitud, dándole un vigoroso codazo en el brazo.
Tras un brusco sobresalto respondió a Santiago: ‘-No te preocupes. Es que no entiendo al
Maestro. ¿Por qué ha hecho esto?’ Santiago hizo un breve gesto de
asentimiento. ‘Sí,
-le dijo- A mí me ocurre lo mismo’.
ICONO DE LA SANTA CENA
Pero no eran
solamente ellos dos. Jesús se daba cuenta de que era una actitud generalizada
entre sus amigos. Estuvo unos breves instantes contemplando sus gestos, sus
comentarios de unos con otros en voz baja,…Súbitamente, sorprendiéndolos
nuevamente, les dijo serenamente: ‘No se turbe
vuestro corazón; creéis en Dios, creed
también en mí.’ (Jn. 14, 1). Las palabras parecieron resonar más
en el corazón de todos que en la estancia donde se encontraban. Se dirigía a
ellos de una manera especial, dando un aire de gran solemnidad en cuanto les
decía. A todos les pareció captar que en el tono de su voz volcaba en todos y
cada uno de ellos el afecto y el cariño que durante tres años les había
demostrado. Era como si en el mundo solamente existieran ellos y su Maestro.
JAMES SEWARD .- S. XX
Pedro, no
sabía por qué, se sentía atraído por los tres panes ácimos que había sobre la
mesa, así como una jarra de vino y otra de agua. Nuevamente se dirigió a ellos,
pero su voz era más imponente y mayestática que antes. ‘¡Cuánto
he deseado celebrar esta pascua con vosotros antes de morir! Porque os digo que
no la volveré a celebrar hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios’
(Lc. 22, 15-16). Quedaron sobrecogidos. La emoción les impedía
entender el verdadero sentido de aquellas palabras. Todos estaban pendientes de
Él y sus ojos no perdían un solo movimiento o ademán que pudiese hacer. Nadie
hablaba. Vieron a Jesús inclinar la cabeza como tantas veces le habían visto
hacer cuando oraba dirigiéndose a su Padre. Así permaneció unos breves
instantes.
LA EUCARISTÍA .- NICOLAS POUSSIN .-NEOCLASICISMO
Cuando levantó
la cabeza lo vieron majestuoso. Pedro y Juan, situados a ambos lados del
Maestro, recordaron la magnificencia de su Transfiguración en el monte Tabor.
Ahora, todos se fijaron que alargaba su mano hacia la copa que tenía frente a
Él y tomándola, pidió a Pedro que
pusiera vino en ella. Luego pidió a Juan que echase también en la copa un poco
de agua. Luego, con una solemnidad desconocida para ellos, la bendijo, dio
gracias y la elevó mientras de sus labios brotaba una silenciosa oración.
Dirigiéndose a todos ellos, les dijo: ‘Tomad esto y
repartidlo entre vosotros, pues os digo que ya no beberé del fruto de la vid
hasta que llegue el reino de Dios’. (Lc. 22, 17-18).
LEONARDO DA VINCI .- RENACIMIENTO
Lo hicieron,
pero no sabían todavía el verdadero significado de aquello. A continuación le
vieron tomar la bandeja que contenía los panes ácimos entre sus santas y
venerables manos y hacer lo mismo que había hecho anteriormente con el vino: levantar
los ojos, elevar la bandeja con los panes y bendecirlos a continuación.
Después, quedaron asombrados de lo que les dijo mientras partía el pan y lo
repartía entre ellos después de dar gracias: ‘Esto
es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía’. (Lc. 22,
19).
FRANCISCO RIBALTA .- BARROCO
WALTER RANE .-S. XX
Nuevamente la
voz de su amigo lo sacó de sus reflexiones y vino a confirmar lo que estaba
pensando: ‘Esta es la copa de la nueva alianza
sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros’. (Lc. 22,20).
Ahora les estaba diciendo que el vino también sería Él mismo: Su Cuerpo y su
Sangre. Su alma y su Divinidad. ¿Quiénes eran ellos para realizar un gesto tan
grandioso? Sus manos temblaban de emoción cuando tomó el cáliz y bebió de su
contenido. Se sintió invadido por todo el amor del Maestro. Se vio
insignificante. Por primera vez se sintió nada ante quien era Todo. Y no supo
qué hacer. Ni qué decir. Sólo le quedaba esperar, a ver qué más les iba a
decir…mientras dos lágrimas de profunda emoción surcaban sus mejillas. Y
también de agradecimiento.
ICONO DE LA SANTA CENA
FRA ANGÉLICO .- RENACIMIENTO
LIBRO DE LAS HORAS DE CATHERINE DE CLEVES .- S.XV
2 comentarios:
Hola, estoy interesada en el arte, y Poussin no es barroco, si no neoclásico, del xvii.
Muy interesante la recopilación de imágenes. Un saludo.
Agradezco muchísimo su observación. Efectivamente es como usted dice y ya está modificado. Fue un error involuntario que afortunadamente ha visto y no ha dudado en comunicarlo. Infinitas gracias. Siendo amante del Arte le recomiendo que visite el blog cuya dirección le anoto abajo, si no lo ha hecho todavía. Atentos saludos. Juan Manuel (Caminante y peregrino)
http://www.evangelizarconelarte.com/
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