JESÚS NUEVAMENTE ANTE PILATOS.- WILLIAM HOLE.- S. XIX - XX
El procurador romano quedó pensativo mientras veía a la turba que llevaba a Jesús ante Herodes el tetrarca. Por una parte le aliviaba que el tema lo pudiese solucionar, pero no lo tenía claro del todo. De pronto tuvo la sensación de no estar solo y se giró rápido con la mano en el puño de su espada, pero se tranquilizó. La silueta de Claudia, su esposa, a la que tanto quería se dibujaba en el quicio de la entrada.
- Necesito hablar contigo. He estado sufriendo toda la noche a causa de ese hombre que te han traído para que juzgues. Cuanto he soñado me ha hecho ver que es inocente...
Pilatos la dejó hablar escuchando atentamente cuanto le decía. Las cosas que oía de labios de su esposa se ajustaban a los íntimos pensamientos que él mismo sentía por el Nazareno. Aunque fuera un rudo militar su experiencia le hacía comprender que solamente el odio era quien movía los hilos de los sacerdotes y de los escribas y necesitaban tenerlo muerto para que no les estorbase su forma de vida, sus abusos con el pueblo,...como tantas veces les había echado en cara Jesús.
JAMES TISSOT.- S. XIX - XX
Su estupefacción ante la actitud de los acusadores se mezclaba con la admiración que, a su pesar, le causaba el silencio y la entereza del reo, físicamente roto, destrozado por los malos tratos recibidos. El coloquio mantenido con su esposa acabó por convencerlo de que allí la única autoridad que prevalecía debía ser la suya e iba a hacer lo indecible por salvarlo. Y así se lo dijo en un susurro al oído de su esposa acompañado de un suave beso.
Claudia marchó algo más tranquila, pero Poncio Pilatos retomó el paseo por las losas de la estancia y siguió pensando soluciones para detener aquella locura.
CRISTO ANTE PILATOS.-GERRIT VAN HONTHORST.-S.XVII
Mecánicamente se dirigió a la mesita que tenía una jarra de vino y una copa. Se sirvió y tomó un trago. Luego, otro, pero el tiempo no podía controlarlo. Sin darse cuenta vio un mensajero ante él comunicándole que Herodes le enviaba de nuevo al preso para que decidiese su destino.
Era lo que se había temido. Herodes tampoco encontraba nada peligroso ni delictivo en la conducta de Jesús y se lo devolvía. Pronto se encontró con las miradas hostiles de los jerifaltes judíos y de cuantos los acompañaban, porque notaba que no tenían ningún ánimo de prolongar aquella situación. Querían el desenlace rápido. Y éste solamente podía ser la muerte en la cruz. No otra.
El procurador romano detestaba con toda su fuerza aquellos alborotadores que rezumaban odio hacia Jesús por todos sus poros, y la promesa hecha a su esposa le incitaba a buscar soluciones que, favoreciendo a Jesús, perjudicara de alguna forma a sus acusadores. Lo primero que les espetó es que hasta Herodes lo encontraba inocente: 'Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo y habiéndolo interrogado yo ante vosotros, no hallé en Él delito alguno de los que alegáis contra Él. Y ni aun Herodes, pues nos lo ha vuelto a enviar. Nada, pues, ha hecho digno de muerte. Le corregiré y le soltaré'. (Lc. 23, 14-16).
Esto enfureció a la multitud porque veía que perdían la oportunidad de quitarlo de en medio y todavía gritaban más y más fuerte que fuese crucificado.
BARRABÁS.-JAMES TISSOT.-S. XIX - XX
El cerebro de Pilatos funcionaba con mucha rapidez y de súbito le vino una idea a la cabeza que podía tener buenos resultados. En las mazmorras tenía un preso llamado Barrabás que 'había sido encarcelado por un motín ocurrido en la ciudad y por un homicidio'. (Lc. 23, 19). Pensó que, según la costumbre existente de soltar un preso con motivo de la Pascua, les propondría la elección entre Jesús y el preso. Jamás se le ocurrió pensar que pudieran elegir a Barrabás por el historial delictivo que tenía.
Así pues, les propuso: 'Hay entre vosotros costumbre de que os suelte a uno en la Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al rey de los judíos? Entonces de nuevo gritaron diciendo: ¡No a éste, sino a Barrabás! Era Barrabás un bandolero'. (Jn. 18, 39-40).
Le falló el plan previsto. En este momento 'envió un mensaje su mujer a decirle: -No te metas con este justo, pues he padecido mucho hoy en sueños por su causa'. (Mt. 27, 19).
PILATOS Y SU MUJER.-JAMES TISSOT.- S. XIX - XX
Entonces se le ocurrió recurrir nuevamente a la oratoria: 'Pilato de nuevo preguntó y dijo: -¿Qué queréis, pues, que haga de éste que llamáis rey de los judíos? Ellos otra vez gritaron. -¡Crucifícalo! Pilato, queriendo dar satisfacción a la plebe, les soltó a Barrabás'. (Mc. 15, 12-15a). 'Tomó entonces Pilato a Jesús y mandó azotarle'. (Jn, 19, 1). Luego lo presentaría a la plebe a ver si aún conseguía moverlos a compasión.
El procurador romano detestaba con toda su fuerza aquellos alborotadores que rezumaban odio hacia Jesús por todos sus poros, y la promesa hecha a su esposa le incitaba a buscar soluciones que, favoreciendo a Jesús, perjudicara de alguna forma a sus acusadores. Lo primero que les espetó es que hasta Herodes lo encontraba inocente: 'Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo y habiéndolo interrogado yo ante vosotros, no hallé en Él delito alguno de los que alegáis contra Él. Y ni aun Herodes, pues nos lo ha vuelto a enviar. Nada, pues, ha hecho digno de muerte. Le corregiré y le soltaré'. (Lc. 23, 14-16).
Esto enfureció a la multitud porque veía que perdían la oportunidad de quitarlo de en medio y todavía gritaban más y más fuerte que fuese crucificado.
BARRABÁS.-JAMES TISSOT.-S. XIX - XX
El cerebro de Pilatos funcionaba con mucha rapidez y de súbito le vino una idea a la cabeza que podía tener buenos resultados. En las mazmorras tenía un preso llamado Barrabás que 'había sido encarcelado por un motín ocurrido en la ciudad y por un homicidio'. (Lc. 23, 19). Pensó que, según la costumbre existente de soltar un preso con motivo de la Pascua, les propondría la elección entre Jesús y el preso. Jamás se le ocurrió pensar que pudieran elegir a Barrabás por el historial delictivo que tenía.
Así pues, les propuso: 'Hay entre vosotros costumbre de que os suelte a uno en la Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al rey de los judíos? Entonces de nuevo gritaron diciendo: ¡No a éste, sino a Barrabás! Era Barrabás un bandolero'. (Jn. 18, 39-40).
Le falló el plan previsto. En este momento 'envió un mensaje su mujer a decirle: -No te metas con este justo, pues he padecido mucho hoy en sueños por su causa'. (Mt. 27, 19).
PILATOS Y SU MUJER.-JAMES TISSOT.- S. XIX - XX
Entonces se le ocurrió recurrir nuevamente a la oratoria: 'Pilato de nuevo preguntó y dijo: -¿Qué queréis, pues, que haga de éste que llamáis rey de los judíos? Ellos otra vez gritaron. -¡Crucifícalo! Pilato, queriendo dar satisfacción a la plebe, les soltó a Barrabás'. (Mc. 15, 12-15a). 'Tomó entonces Pilato a Jesús y mandó azotarle'. (Jn, 19, 1). Luego lo presentaría a la plebe a ver si aún conseguía moverlos a compasión.
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