MARÍA MAGDALENA ANUNCIA LA RESURRECCIÓN DE JESÚS.-VASILY POLENOV.-S. XIX XX
El silencio era impresionante. Estaban pendientes de aquel relato absolutamente inesperado pero veraz, como correspondía a la fama que su amigo tenía en todas partes.
Lemuel continuó: También nos dijeron que junto con ellos estaban David, Salomón, los Profetas y los Patriarcas Abraham, Isaac, Jacob y los demás, así como Moisés, Josué y cuantos fueron labrando el futuro de Israel. Como comprenderéis esto nos afectó muchísimo. Aunque no podíamos hablar por la impresión de lo que habíamos visto y oído, en nuestro interior íbamos pensando en todo aquello. Nos dirigimos aquí para contaros todo esto y conocer vuestra opinión, aunque no creo que difiera mucho de la nuestra.
APARICIÓN DE MUERTOS A LA MUERTE DE XTO.-JAMES TISSOT.-S. XIX
Yarin continuó la explicación: Por el camino nos tropezamos con familiares y amigos que iban con los rostros alterados y los ojos espantados. Los paramos para preguntarles qué les pasaba. Como pudieron nos explicaron que se les habían aparecido familiares y amigos fallecidos hacía muchísimo años y les anunciaron que el Mesías que habíamos crucificado había resucitado de entre los muertos, había descendido al hades y liberado a todos , desde nuestros primeros padres hasta hoy mismo, a cuantos habían guardado fidelidad absoluta a Yavéh.
Meser y Eleazar escuchaban en silencio. En su interior había una mezcla de emoción y preocupación que les impedía interrumpir a sus camaradas. Realmente eran unas noticias desconcertantes que, a todas luces, les hacían ver que lo acontecido con Jesús de Nazaret había sido un comportamiento indigno, mezquino, miserable en definitiva. con aquella Persona enviada por Dios e incluso con el mismo Dios.
Frases dichas por el Mesías (no les cabía ya ninguna duda que lo era) cobraban actualidad e intuían el significado de frases que Meser recordó en voz alta a sus amigos: 'Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre; nadie puede arrebatármelas. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. EL PADRE Y YO SOMOS UNO.' (Jn. 10, 27-30). Cando terminó todos estaban silenciosos como si estuvieran analizando el significado de esas palabras, especialmente de la última frase.
El silencio fue roto por Yarin: 'Siendo así, hemos matado al Hijo de Dios'.
Este comentario cayó como una pesada losa sobre ellos. Lemuel, con la voz entrecortada por la emoción y llena de esperanza, recordó a Isaías: 'Luego venid, discutamos -dice el Señor-. Aunque vuestros pecados fuesen como escarlata blanquearán como la nieve; aunque sean rojos como púrpura, quedarán como la lana blanca'. (Is. 1, 18). Tal vez éstos fueron los planes de Dios para Israel y es lo que ha ocurrido, pero ¿cómo lo íbamos a suponer? Esperábamos un Mesías guerrero, libertador y ha sido pacífico y misericordioso, como hemos visto cuando alguien se acercaba a Él con el corazón contrito y le perdonaba sus pecados antes de sanarlo.
Luego vinieron las dudas.
Hermanos -dijo Lemuel- nos hemos dejado llevar por lo que los sacerdotes, escribas y altos dignatarios nos han hecho creer. Recordad el ejemplo que nos dieron Nicodemo y José de Arimatea cuando no dudaron, a pesar de tenerlo todo en contra, en defender a Jesús de Nazaret. Pienso que nos han marcado un camino. Desde nuestros puestos en el Sanedrín y en la medida que podamos, hemos de hablar con otras personas y hacerles ver cómo en Él se han cumplido las profecías contenidas en las Escrituras.
Según iba hablando sus amigos iban afirmando con las cabezas. Eleazar manifestó: -Estoy de acuerdo pero no va a ser sencillo y es posible que llegado el momento, seamos expulsados del Sanedrín, pero de alguna manera estaremos reparando el daño y la injusticia que hemos cometido con nuestra pusilanimidad. Y si surgen problemas a los que no encontramos solución, iremos a hablar con con los discípulos y escuchar su opiniones. ¿Qué os parece?
Todos asintieron y Yarin añadió: -Con los primeros que hemos de contar es con nosotros mismos. Hemos de mantenernos unidos y apoyarnos en todo. Una de las cosas que hacía el Mesías era orar y así lo aconsejaba a sus discípulos. Incluso les enseñó cómo debían hacerlo. ¡Ah! Otra cosa. ¿Os parece que cada treinta días nos reunamos para poner en común lo que hayamos hecho? A todos pareció una idea excelente. Meser completó la sugerencia: -Yo propongo que si alguno tiene alguna cosa importante que aportar o algún problema para el que pudiera necesitar ayuda, que avise a los otros tres y nos reuniríamos en su casa para tratar el tema que fuere.
Pues sí. A todos les pareció bien la idea y tras algunos comentarios más y con mejor estado de ánimo, marcharon a sus casas respectivas. Pero sus cabezas y sus corazones ya no volverían a ser como antes.
SANTAS MUJERES ANTE LA TUMBA VACÍA.-ADOLPHE BOUGUEREAU.-CLASICISMO
La impresión había sido fortísima y ninguna de las cuatro mujeres podía articular palabra alguna. La vista de aquel personaje sobrenatural que les transmitía el mensaje ciertamente las había asustado pero encontraban una paz interior inexplicable. Les estaba diciendo que el Maestro había resucitado. Que estaba vivo. Pero aun teniendo un gozo descomunal no acertaban a discernir lo que debían hacer.
MARÍA MAGDALENA CORRE A AVISAR QUE LA TUMBA ESTÁ VACÍA
Finalmente Magdalena sintió la imperiosa necesidad de partir de allí cuanto antes para transmitir a Pedro y a Juan la noticia. Y así lo hizo. Corrió como jamás lo había hecho y cuando llegó a la casa donde se encontraban llamó desesperadamente a la puerta. Aunque todavía era tempano, Pedro y Juan estaban despiertos, pues apenas habían podido conciliar el sueño esa noche. Les pareció la voz de María, pero les extrañó porque hacía relativamente poco tiempo que habían salido de allí y era imposible que hubieran finalizado su cometido.Algo debía ocurrir. Apenas habían entreabierto la puerta, María, con la voz entrecortada por la emoción y el llanto y jadeando por el esfuerzo de la carrera, pero de forma muy clara, les dijo:
'Han tomado al Señor del Monumento y no sabemos dónde lo han puesto' (Jn. 20, 2). Y volvió a correr para llegar al sepulcro e iniciar, si era necesario, la búsqueda de Jesús.
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