NOLI ME TANGERE.-ANTONIO RAGGI.-BARROCO
El portazo había producido un ruido seco y fuerte. María, habiendo cumplido lo que creyó una obligación ineludible la de avisar que el Maestro no estaba en el sepulcro donde lo habían colocado, corrió de nuevo al lugar, aunque más bien parecía que volaba. Deseaba ardientemente comenzar la búsqueda de su Señor. ¿Quién se lo habría llevado? ¿Habrían sido los romanos? ¿Para qué? Su cabeza no cesaba de formular conjeturas en todos los sentidos y todas las iba desechando, pero la angustia que sentía no disminuía en nada.
Le urgía llegar. Necesitaba estar allí, ver de nuevo el lugar donde se había depositado el cuerpo sin vida de Jesús. El sudor de la carrera le resbalaba por la cara juntándose con las lágrimas que salían de sus ojos. Pero le daba lo mismo. Solamente quería llegar y cuando se dio cuenta ya casi estaba frente al sepulcro vacío.
Se paró jadeando por el esfuerzo y sin apenas darse cuenta se encontró sentada en el suelo delante de la entrada. Súbitamente rompió a llorar amargamente. Se sabía impotente, pero no resignada. Se limpió las lágrimas y se retiró el cabello hacia atrás.
MARÍA MAGDALENA Y LOS ÁNGELES EN LA TUMBA DE XTO.-J.TISSOT.
Instintivamente miró de nuevo el interior del sepulcro y le pareció que había alguien en su interior. Se inclinó y asomándose se encontró con dos personajes que la estaban mirando. 'Dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno en la cabecera y otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús, le dijeron: -¿Por qué lloras, mujer?' En su estado de ánimo no se daba cuenta de quienes eran aquellos seres. Pensó que serían algunos asalariados de José de Arimatea que habían ido para cumplir algún encargo.
'Ella les dijo: -Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto'. Su respuesta marcaba el objetivo inmediato de lo que debía hacer. Se volvió y dio unos pasos para comenzar por su cuenta la búsqueda de Jesús. Estaba sola, pero no le importaba. La inactividad la corroía y debía comenzar su búsqueda. 'Se volvió para atrás y vio a Jesús que estaba allí, pero no conoció que fuese Jesús'. Magdalena intentó acercarse algo más para preguntarle, pero 'le dijo Jesús: -Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, creyendo que era el hortelano, le dijo: -Señor, si le has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo le tomaré'.
JESÚS SE APARECE A MARÍA MAGDALENA MIENTRAS BUSCA SU CUERPO.-J. TISSOT.-S. XIX
Sus nervios, su angustia, no le permitían ser objetiva, pero a partir de ese momento todo su estado de ánimo, incluso toda su vida, cambió radicalmente para siempre. Jamás lo olvidaría. 'Jesús le dijo: -María'. Aquella voz...la había oído centenares de veces y era inconfundible. La estaba oyendo nuevamente y le parecía un sueño, una ilusión, pero se volvió hacia quien creía ser el hortelano y le cayó la venda de los ojos. ¡¡Era Él!! Y la miraba sonriendo. Su grito de alegría se oyó por todos los alrededores. 'Ella le dijo en hebreo: ¡Raboni!, que quiere decir Maestro'. Impulsivamente se dirigió a postrarse a sus pies y abrazarlos. Se daba cuenta que era realmente el Hijo de Dios y que, como había predicho, había resucitado de entre los muertos.
NOLI ME TANGERE.-ANTÓN RAFAEL MENGS.-NEOCLASICISMO
'Jesús le dijo: -No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios' (Jn. 20, 11-18). Y desapareció. Magdalena rompió a llorar nuevamente, pero ahora de una inmensa alegría que la inundaba totalmente en su cuerpo y en su alma. Apenas podía creer lo que había vivido hacía unos minutos solamente, después de los momentos de amargura y desolación de verlo sufrir en su Pasión y en su Muerte, así como en el momento de depositarlo en el sepulcro. Era una mujer nueva. Su vida volvía a tener un sentido y la Madre estaría...¡María! Había que avisarla para que no sufriera más y además debía cumplir el encargo recibido de avisar a los discípulos.
NOLI ME TRANGERE.-CLAUDE LORRAIN.-BARROCO
Se incorporó lentamente, como meditando lo que debía hacer y con una sonrisa de felicidad dibujándose en sus labios se puso en camino con rapidez para comunicar la buena nueva. ¿La creerían esta vez? Pero primero, antes que a nadie, a la Madre. Después, a los demás. Y si se empeñaban en no dar crédito a sus palabras, ¡allá ellos!
Cuando llegó a la casa se dirigió a la habitación de la Madre como una exhalación. Cuando abrió la puerta se la encontró tendiéndole los brazos y con una sonrisa abiertamente feliz. Lo supuso al instante: También lo había visto. Si ella, Magdalena, lo había visto y había hablado con Él, ¿cómo no iba a ir a ver a su Madre que tanto había sufrido? Se echó en sus brazos y las dos mujeres permanecieron abrazadas un rato entre risas y lágrimas de felicidad. Después, saliendo de allí, 'fue a anunciar a los discípulos: -He visto al Señor, y las cosas que le había dicho'.
LA MAGDALENA AVISA A LOS APÓSTOLES EN EL CENÁCULO LA RESURRECCIÓN DE CRISTO.-JAMES TISSOT.-S.XIX
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