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Este es el verdadero principio de la Historia (XIV) - 30-septiembre-2016

Posted by Caminante y peregrino

      DUDAS DE STO TOMÁS.-VEROCCHIO.-RENACIMIENTO
      La noticia corrió entre los seguidores de Jesús por todo Jerusalén. Mientras unos no cesaban de dar gracias a Dios por haberse aparecido a los Apóstoles, otros no terminaban de asumir esa aparición. No lo podían imaginar. Uno de ellos era Tomás, el Mellizo, apóstol y amigo de Jesús. Él, como todos, había sufrido mucho por los tormentos del Maestro y por no haber tenido la valentía de acompañarlo en su martirio. Ahora estaba alegre por su Resurrección, sí, pero que se hubiera aparecido a sus otros compañeros...no era asimilado en su mente.
      -¡Tomás...!, ¡Tomás...! Se volvió para ver de quienes eran las voces que lo llamaban. Sabía que pertenecían a sus amigos, pero no acababa de identificar las personas. El grupo se le acercó corriendo. Ante él estaban Judas Tadeo, Santiago, Mateo, Felipe y Bartolomé. Cinco rostros sonrientes henchidos de una felicidad desbordante pugnaban por contarle lo que habían vivido con Jesús hacía unos escasos momentos. 
Duda de Santo Tomás.-MOSAICO.-Catedral de la Natividad de la Madre de Dios.- Monreale.-Sicilia.-S.XII
      'Dijéronle, pues, los otros discípulos: -Hemos visto al Señor'. Tomás permaneció inmutable. No quería dejar traslucir su incredulidad porque temía que la noticia fuese una ilusión de sus amigos y que al volver a la cruda realidad se tuviera un nuevo sufrimiento. Les respondió con un tono ligeramente agrio: 'Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos y mi mano en su costado, no creeré'. (Jn. 20, 24-25).
      La alegre sonrisa de sus cinco amigos dejó paso a unos rostros serios, por la absurda incredulidad de su compañero. Sentía una honda pena por ellos, pero él no podía (o temía) dar crédito a la noticia. Dio media vuelta y los dejó. Ellos, por su parte, comenzaron a caminar hacia el cenáculo, entristecidos por semejante actitud.
      Pero la vida continuaba su curso y los discípulos de Jesús iban comunicando a otros israelitas de confianza la aparición de Jesús. 'Pasados ocho días, otra vez estaban dentro los discípulos y Tomás con ellos'. Aunque los temas de conversación eran diversos, la presencia de Tomás hacía que evitasen el tema, aunque 'cerradas las puertas vino Jesús, y puesto en medio de ellos dijo: -La paz sea con vosotros'.

      Todos se giraron para ver nuevamente a su Señor, Maestro y Amigo, excepto Tomás. No osaba levantar la cara del suelo y un tenue temblor le recorría el cuerpo. Estaba confundido y la vergüenza por su falta de fe y la incredulidad de la que había hecho gala ante sus amigos le impedía mirarlo. Jesús los miraba a todos realmente contento de estar nuevamente allí y una suave sonrisa iluminaba su rostro. 'Luego dijo a Tomás: -Alarga tu dedo y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente'.
DUDAS DE STO. TOMÁS.-CARL BLOCH.-REALISMO
      Ese momento fue muy fuerte y decisivo para la fe de Tomás. Todo su arrepentimiento se manifestó interiormente en una corriente de fuego que le corría todo su cuerpo y exteriormente en un sollozo mientras caía de rodillas ante su Maestro. Solamente pudo decir, desde lo más íntimo de su ser unas pocas palabras, pero que han pasado a la Historia quizás como el más perfecto acto de adoración: 'Respondió Tomás y dijo: ¡Señor mío y Dios mío!'
      Jesús lo miró con un amor infinito. Lo tomó y lo alzó quedando los dos frente a frente y poniendo sus manos sobre los hombros de Tomás y mirándolo fijamente le dijo: 'Porque me has visto has creído. Dichosos los que creen sin haber visto'. (Jn. 20, 24-29).

      Todos estaban emocionados pero uno de ellos, Juan, captó con especial sensibilidad ese momento que indudablemente le impactó de forma especial y eso le llevó a hacerlo constar en su Evangelio, siendo el único que relata este episodio. Y después añadió el Maestro:
      'Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchos más signos de los que han sido recogidos en este libro. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el hijo de Dios: y para que creyendo tengáis en Él vida eterna'. (Jn. 20, 30-31).

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