Quedó sola...¿sola?.-05-12-2012
Posted byRESURRECCIÓN DEL HIJO DE LA VIUDA DE NAÍM.-JAMES TISSOT.-S. XIX - XX |
Jesús y sus
amigos continuaban peregrinando de ciudad en ciudad y en ellas o en las afueras
no perdía ocasión de anunciar la Buena
Nueva. Y quien lo escuchaba no solamente no perdía palabra de
las que decía, sino que la escuchaban con agrado y se quedaban con hambre de
más. Eso era motivo suficiente para que le siguieran a muchos lugares con el fin de oírle
nuevamente.
En esos desplazamientos
se podía presentar la ocasión de atender las peticiones de curación que en
muchos lugares le hacían. Se había corrido la voz de lo que era capaz de hacer
y en el fuero interno de cada uno siempre quedaba la vaga esperanza de
presenciar una de esas curaciones. Y era relativamente frecuente que vieran
complacida esa esperanza o simplemente curiosidad, pero, eso sí, dándose cuenta
que Jesús no era una persona corriente. Había en Él algo más grande y profundo.
RESURRECCIÓN DEL HIJO DE LA VIUDA DE NAÍM.-ICONO |
En una de
tantas ocasiones ‘sucedió que Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, e
iban con Él sus discípulos y una gran muchedumbre’. (Lc. 7, 11). Esta pequeña
aldea estaba muy cerca de Nazaret, donde Jesús había vivido mucho tiempo.
Cafarnaúm, lugar al que iba ahora con alguna frecuencia, quedaba a unos
cuarenta kilómetros de allí.
San Lucas (es
curioso que este pasaje solamente sea él quien lo menciona en su Evangelio)
distingue en su exposición esos dos grupos de personas, uno permanente, los
discípulos, y el otro ocasional, la muchedumbre, que en este caso la subraya
significativamente con un adjetivo muy preciso: gran muchedumbre. Quizá para resaltar el hecho que se va a
producir, acaso más allá de lo que significa por sí mismo.
ALEXANDER BIDA.-ROMANTICISMO |
‘Cuando se
acercaba a las puertas de la ciudad vieron que llevaban un muerto, hijo único
de su madre, viuda, y una muchedumbre bastante numerosa de la ciudad la
acompañaba’. (Lc. 7, 12). Si leemos entre líneas este fragmento podemos darnos
cuenta de varias cosas, todas ellas significativas.
En lo que a
la madre se refiere, nos señala el detalle de que era viuda y que su hijo era
unigénito. Eso, según las costumbres de la época, significaba que la pobre
mujer quedaba sola, sin medio alguno de mantenimiento, puesto que no tenía ni
marido ni hijo, que eran los que trabajaban y aportaban el salario y los
alimentos al hogar. Su desamparo era total. Absoluto. Las viudas estaban necesitadas de
ayuda y no era extraño verlas mendigar.
Icono de una Iglesia Greco-Católica Rumana |
También hace
notar que ‘la acompañaba una muchedumbre bastante numerosa de la ciudad’.
Podemos suponer que la mujer debía ser muy conocida de sus convecinos, porque
eran muchos los que la acompañaban, pero ¿por qué especifica que era muchedumbre y que ésta era bastante numerosa. O sea, que además de
los dos grupos citados anteriormente que acompañaban a Jesús, sumamos otro
grupo, también numeroso como hemos visto, que coinciden todos a la puerta de la
ciudad.
En el cuadro que encabeza esta entrada podemos ver con qué finura y detalles nos presenta la escena James Tissot. Ha sido capaz de captar el ambiente de la situación que acaso pudiera asemejarse a la realidad de entonces, salvo algunos detalles. El centro del cuadro lo ocupan los tres protagonistas fundamentales: Jesús, con los brazos dirigidos al joven, y obviamente inmediatamente después de haberlo resucitado. El joven, envuelto en las vendas mortuorias según la costumbre de la época, con la actitud de mirar a quien le había devuelto la vida y a a la muchedumbre que le rodeaba, como asombrado de lo que presenciaba. Y la madre, con los brazos extendidos como queriendo abrazar a su hijo y acaso sin poder creerse lo que estaba sucediendo ante sus ojos aún llorosos, aunque ahora serían lágrimas de alegría.
El resto de personajes encuadra el resto del relato. Delante los músicos que tocarían alguna melodía fúnebre y, sobre todo, un pueblo exaltado por la maravilla que estaba presenciando. Pueden verse brazos levantados indicando su asombro a la vez que podrían estar proclamando, directa o indirectamente, que Jesús era el Mesías que estaban esperando.
A partir de
aquí los sucesos se desarrollan muy rápidos, porque de alguna manera el Maestro
se vio impulsado a actuar ante la situación de sufrimiento de aquella pobre
viuda. Es posible que se acercase a ella, la tomara del brazo en actitud de
consuelo y ánimo para decirle lo que nos relata el evangelio lucano: ‘Viéndola el Señor movido de compasión por ella, le
dijo: -no llores’. La reacción
de la mujer no la conocemos, pero la extrañeza del momento acaso se volviera en
una rara confianza el cruzarse su mirada con la de Jesús.
RESURRECCIÓN DEL HIJO DE LA VIUDA DE NAIM.-CAPILLA DEL SACRO MONTE DI VARALLO.-S.XVI |
Pero Él no espero mucho más. ‘Se acercó y tocó el féretro; los que lo llevaban se
detuvieron; dijo entonces: ¡Muchacho, a ti te digo, levántate!’. ¿Se imaginan la expectación de los
acompañantes de Jesús y de la viuda al oír
semejantes palabras? Todos los habitantes de Naím asistentes al entierro habían
visto personalmente al muchacho y sabían positivamente cierto que estaba muerto. ¿A
qué venía esa expresión?
Pero lo sucedido a continuación
los dejaría a todos anonadados. Perecía imposible, pero…el muchacho ¡se
incorporó y habló! : ‘Y el muerto se incorporó, se sentó y comenzó a hablar’. Ese
momento es indescriptible. Podemos colocarnos en el interior de cualquiera de
las personas presente. Cada uno de ellos pudo sentir una reacción diferente
según su personalidad, su forma de ser y de pensar, pero de una cosa estoy
seguro: a nadie dejó indiferente.
WILLIAM HOLE.-S. XIX |
Pero la
posible reacción de la madre ante su hijo, ya vivo, y con Jesús, me emociona.
Lo digo sinceramente y no me importa expresarlo. ‘Y
Jesús le entregó a su madre’. Así de sencillo. ¡Claro! Era lo propio del
Maestro. No buscaba el agradecimiento ni el aplauso de nadie. Simplemente era
sensible al sufrimiento ajeno y procuraba ayudar…solucionar problemas…Y en este
caso fue sin que nadie se los pidiese. De propia iniciativa.
Esa es la razón por la que al poner título a esta entrada,
después de tener escrito ‘Quedó sola’ me paré a pensar en la respuesta de Jesús
ante el problema del desamparo de una mujer que ya lo había perdido todo. Y Él,
como en este caso, siempre está al quite, aunque nosotros no seamos capaces de
verlo. Eso me obligó a poner la segunda parte: …¿sola? Pues no. Ya hemos visto
que no quedó sola. Ni esa pobre viuda ni ninguno de nosotros.
JESÚS RESUCITA AL HIJO DE LA VIUDA DE NAÍM.-(DESCONOZCO EL AUTOR) |
Después Jesús y sus discípulos reanudarían el camino. Atrás
quedaba ‘la muchedumbre, bastante numerosa’, con sus sentimientos, comentarios
y ganas de contarlo a quien no lo hubiese presenciado: ‘Sobrecogió a todos un
gran pavor, y glorificaban a Dios diciendo: -un gran profeta ha surgido entre nosotros, y Dios ha visitado a su
pueblo’.
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