El sábado para Jesús (I).-28-abril-2013
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MESA DISPUESTA PARA EL SABBAT.-ÓLEO CONTEMPORÁNEO
Existe un tema
que está latente en los Evangelios y que en distintas ocasiones ocupó las
intervenciones de Jesucristo en su vida pública. Es uno de sus caballos de
batalla que, aunque no se refirió a él en sus predicaciones, sí que lo hizo en
situaciones puntuales y siempre con los fariseos y doctores de la Ley como
antagonistas. Es la cuestión del sábado.
Ese día es sagrado para
los judíos.
CELEBRACIÓN DEL SABBAT EN FAMILIA .- ÓLEO CONTEMPORÁNEO
Eran de especial recuerdo los innumerables favores que Yavéh hizo
con su pueblo, pero especialmente había algunos en concreto que tenían
identidad propia, por ejemplo, la Creación: ‘Acuérdate del sábado para
santificarlo. Durante seis días trabajarás y harás todas tus faenas. Pero el
séptimo, es día de descanso en honor del Señor tu Dios. No harás en él trabajo
alguno, ni tú, ni tus hijos, ni tus siervos, ni tu ganado ni el forastero que
reside contigo. Porque en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar
y todo lo que contienen, y el séptimo día descansó. Por ello bendijo el Señor
el día del sábado y lo declaró santo’ (Éx. 20, 8-11).
También figuraba como de
especial conmemoración la salida de la esclavitud de Egipto capitaneados por
Moisés, caudillo elegido por el mismo Dios. ‘Acuérdate de que tú también fuiste
esclavo en el país de Egipto y de que el Señor tu Dios te sacó de allí con mano
fuerte y brazo poderoso. Por eso el Señor tu Dios te manda guardar el sábado’.
(Dt. 5, 15).
MOISÉS EN EL PASO DEL MAR ROJO .- COSIMO ROSSELLI .- RENACIMIENTO
El sentido de
estas festividades venía a ser como la manifestación de su agradecimiento a
través de esos signos de fidelidad hacia su Dios, Rey y Señor.
A lo largo de
sus años de historia, el pueblo elegido fue gestando y perfeccionando. Desde
tiempos del mismo Moisés, la normativa que debía regir para observar ese
mandato divino. Si Dios ‘descansó’ el séptimo día de la Creación, ellos también
debían hacerlo ese día, es decir, el sábado.
Este día estaba reglamentado hasta en los detalles más insignificantes.
En los Hechos de los Apóstoles se puede leer que ‘Entonces se volvieron del
monte llamado Olivete a Jerusalén, que dista de allí el camino de un sábado’.
(Hch. 1, 12).
¿Significa
esto que tenían reglamentado cuánto podían andar un sábado? Pues sí, así es.
‘Mediréis, pues, a partir de los exteriores de las ciudades, al lado del
oriente dos mil codos, al lado del sur dos mil codos, al lado del occidente dos
mil codos, y al lado del norte dos mil codos, y la ciudad estará en medio;
estos serán los lugares de pastos de las ciudades’. (Núm. 35, 5). Si tenemos en
cuenta que un codo sería lo que hoy conocemos como cuarenta y cinco
centímetros, los dos mil codos que podían caminar equivaldrían a unos
novecientos metros. Ni uno más, porque
se incurría en pecado.
Y así otras muchísimas
cosas, pero en todas se miraba más lo que decía la Ley, hasta el último punto,
que el espíritu de la norma. Y en esto puso Jesús mucho énfasis.
CRISTO CUMPLE LA LEY HASTA LA ÚLTIMA TILDE .- DIEGO VELÁZQUEZ .- MANIERISMO
Casi me
atrevería a decir que incluso forzaba situaciones para explicarles el verdadero
sentido de la Ley. Y
quizá a esto se refería cuando les dijo concreto ‘No penséis que he venido para
abrogar la Ley o
los Profetas; no he venido a abrogarla sino a consumarla’. (Mt. 5, 17). Y,
efectivamente, Él cumplió con la
Ley y los Profetas: ‘Después de esto, sabiendo Jesús que todo
estaba ya consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: -Tengo
sed. Había allí un botijo de vinagre. Fijaron en una rama de hisopo una esponja
empapada en vinagre y se la llevaron a la boca. Cuando hubo gustado el vinagre,
Jesús dijo: -Todo está acabado. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu’.
(Jn. 19, 28-30).
Pero como a
medida que iba pasando el tiempo el Maestro iba diciendo cada vez más cosas que
molestaban a la clase dirigente, constantemente estaba controlado, vigilado, a
ver en qué podían cogerlo y ponerlo en evidencia. Y la cuestión del sábado no
era ninguna excepción. Y Jesús lo sabía, pero no solamente no soslayaba la
situación sino que en ocasiones la provocaba.
Uno de estos
casos nos lo relata San Lucas.
COMIDA CON FARISEOS .- P.P.RUBENS.-BARROCO
Nos presenta la invitación que uno de los
principales fariseos hace a Jesús para comer en su casa, precisamente en
sábado. ‘Habiendo entrado en casa de uno de los principales fariseos para comer
en día de sábado, le estaban observando’. El evangelista nos va llevando de la
mano presentándonos las circunstancias que se van dando desde el principio. Muy
inteligentemente nos señala los detalles de ‘ser en sábado’ y también, muy
importante, ‘que lo observaban’.
Teniendo en
cuenta lo anteriormente dicho, no se puede descartar que en la invitación
pudieran darse algunos motivos: oírle hablar en directo y entablar un diálogo
con Él, alguna sana curiosidad bienintencionada por alguno de los asistentes,
pero también una malicia evidente para ver si observa la Ley o se desentiende
de ella. Conocemos que en los Evangelios se nos presentan situaciones verdaderamente
maliciosas en las que se le tienden trampas para ver si en su respuesta, muchas
veces con doble sentido, pueden hacerle caer en la trampa preparada.
Es el caso de
pagar tributo al César o no hacerlo. En su respuesta nos manifiesta una
inteligencia fuera de serie en la que vemos a los cazadores, cazados: ’Dad al
César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios’. (Lc. 20, 25).
TRIBUTO AL CÉSAR .- J.TISSOT.-S. XIX - XX
Pero volvamos
al tema que nos ocupa. Continúa Lucas la exposición del caso: ‘Había delante de
Él un hidrópico’. No cita por qué está en esa casa. ¿Estaba también invitado?
Personalmente no lo creo. Entonces, ¿cómo y por qué entró? El ‘cómo’ tampoco lo
sé, pero el ‘por qué’ me lo imagino: quería ver si el joven Rabí lo curaba,
como había hecho con otras personas. El caso es que estaba allí y a los que
observaban a Jesús les venía muy bien, porque podía darse el caso de la
curación, en cuyo caso se lo podrían recriminar y algunas cosas más. No
dejarían pasar la ocasión.
Presumiblemente
habría comenzado la comida y se estaría desarrollando un diálogo más o menos
interesante o tenso. Incluso en él hubiera podido surgir el tema de la Ley. Y
tal vez con la intencionalidad de algunas preguntas capciosas para confundirlo.
Jesús lo sabe y es Él quien toma la iniciativa y con la autoridad que todos
veían cuando predicaba, curaba o expulsaba demonios, les espetó: ‘Y tomando
Jesús la palabra, habló a los doctores de la Ley y a los fariseos, diciendo:
-¿Es lícito curar en sábado o no?’ La pregunta sonaría como una explosión en
sus oídos. Es como si les hubiese preguntado: A ver, vosotros que domináis el
conocimiento de la Ley. ¿Qué dice ella en este sentido?
¡Hombre! ¡Eso
no se lo esperaban! Ahora eran ellos quienes tenían que dar una respuesta
verdaderamente comprometida, que en ningún momento habían pensado que pudiera
surgir, no ya esa pregunta, sino ninguna otra.
COMIDA CON DOCTORES DE LA LEY Y FARISEOS .- AUTOR DESCONOCIDO
Ellos querían llevarlo a su
terreno haciéndole preguntas sibilinamente planteadas. Ahora eran ellos los que
estaban ‘cogidos’. Eso se ve clarísimo en la frase siguiente del fragmento
lucano: ‘Ellos guardaron silencio’. ¡Claro! No se atrevían. ¿Se imaginan
ustedes las miradas furtivas que se cruzarían entre ellos? ¿Y las caras de
desconcierto que pondrían? Aquí pueden darse muchos más interrogantes, pero
personalmente, y eso es pura imaginación, me pregunto: ¿Cómo los miraría Jesús?
¿Estaría serio al hacer la pregunta o ésta iría acompañada de una sonrisa
invitando a una respuesta que no se dio?
Y dio el paso decisivo.
‘Y asiéndole, le curó y le despidió, y les dijo: -¿Quién de vosotros, si su
hijo o su asno cayere en un pozo, no le saca al instante en día de sábado?’
Directo al corazón.
CURACIÓN DE UN HIDRÓPICO .- MOSAICO
Jesús los pone ante su propia incoherencia. El aturdimiento
moral y legal que estarían padeciendo les hacía inoperantes para la respuesta.
¿No sabían? ¿No querían? ¿No podían? Quizá un poco de todo. Les da a entender
que si ellos eran capaces de ayudar a su hijo y no dejarlo morir, también Él
podía curar al hidrópico o a un centenar de enfermos. ¿Hay que cumplir la Ley
según lo estricto de la letra o dejarse llevar del verdadero sentido del
espíritu de la Ley? Lo absolutamente cierto es la última frase de este
fragmento contenido en el capítulo 14 del Evangelio de San Lucas, versículos 1
al 6: ‘Y no podían replicar a esto’.
Realmente es
un relato corto. Muy breve. Pero intenso. Penetrante. Con la vehemencia que
Jesús solía poner cuando se dirigía a estos personajes.
CURACIÓN DE UN HIDRÓPICO .-PINTURA DEL ROMÁNICO
La comida, o lo que
quedase de ella, es muy posible que no discurriera por los anteriores cauces,
porque es de suponer que no se atreviesen a preguntar nada más. Tampoco creo
que hubiese un silencio sepulcral. Pero la conversación ya discurriría por
temas intrascendentes. No les interesaba, vistas las circunstancias, seguir esa ruta. Tampoco dice nada del momento de la despedida. No dudo
que sería cortés por parte de todos, pero también creo que algunos de los
presentes estarían pensando en nuevos planes para sorprenderlo.
En la próxima
entrada continuaremos viendo otras actuaciones de Jesús sobre la actuación en
sábado.
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